Curiosidades

Hace más de cuatro mil años había en China unos templos donde las personas se reunían para reír con el objetivo de equilibrar la salud.

De la misma forma que hoy en día existen en la India, templos sagrados donde se puede practicar la risa.

Hay rastros de dibujos humorísticos en Pompeya, pero la caricatura satírica se desarrolló en el siglo XIX.

Aunque la invención de la imprenta en 1455 aumentó la difusión de la caricatura. En Francia, país precursor, el primer caricaturista genuino fue Jacques Callot.

En la Biblia, uno de los episodios donde se cita el humor y la risa es el de Abraham y su esposa Sarah, cuando Dios les anuncia que van a tener un hijo a una edad muy avanzada.

Ellos se carcajean sin creérselo, y cuando nace por fin el niño lo llaman Isaac, que significa risa.

“Doctor, cuando me levanto tengo mareos al menos durante media hora”. El médico responde: “Pues levántese media hora más tarde”. Este chiste cumplió más de 2400 años.

El Arcipreste de Hita es un raro ejemplo de presbítero español que desbordaba gracia y picardía.

Gil de Albornoz, obispo de Toledo, lo mandó a la cárcel por eso.

Casi en el mismo momento en que aparecen los mejores humoristas de la Antigüedad, como Aristófanes, surgen los primeros puritanos detractores, pues la historia de empecina en no dejarnos estar contentos.

Al romano Plauto se le puede atribuir la invención de las comedias de situación, tal como las conocemos en la actualidad.

Plauto escribía diálogos delirantes y diferenciaba entre la risa provocada por los incidentes y la que surgía de los defectos de dicción del actor –el eterno truco del gangoso y del tartamudo para hacer reír.

Polémica religiosa en la Edad Media. Unos decían que Aristóteles había señalado que el humor era un rasgo típico del hombre. Otros, en cambio, aseguraban que en los Evangelios no se indicaba que Jesucristo hubiera reído.

En 1852 el Papa Pío V promulgó un decreto contra la risa “sin moderación” en la Iglesia.

San Carlos Borromeo y otros representantes de la contrarreforma lo confirmaron.

En 1942 el gobierno italiano de Benito Mussolini prohibió reírse en los lugares públicos.