Literatura Infantil y Humor

Literatura infantil y humor

Aquí encontrará artículos sobre literatura infantil humorística y apuntes sobre apreciación del humor en libros de ficción para niños, basados en nuestra experiencia. También aparecerán ejemplos esclarecedores en cada caso.

Este es un espacio dedicado especialmente a los profesores, bibliotecarios, padres, motivadores de la lectura, guías, creadores, estudiosos y demás adultos interesados en el tema.

Esta selección se ha separado en dos grupos: Artículos o ensayos que los autores autorizan publicar en Humor Sapiens y artículos o ensayos encontrados en la red.

De antemano agradecemos a los autores que quieran colaborar enviándonos material para su publicación en esta sección. De la misma manera agradecemos a nuestros lectores que nos envíen enlaces de interés.

A pesar de circular buenos libros sobre teatro, ninguno lo aborda abiertamente con humor. Como es obligatorio impartirlo en los centros educacionales, a muchos niños no les agrada leerlos, sin contar con que realmente no es muy atractivo leer teatro así, a secas. Verlo sí es algo sensacional.

“Si existe un humor blanco, debe existir —por afán de polaridad— un humor negro. Pero este concepto es más preciso. La negrura aquí, se supone, es de conciencia, ya que se juega con una aparente insensibilidad del humor y del humorista, pues se trata de reírse de lo que normalmente causaría lástima, ternura o compasión.

Cualquiera se puede asustar con ese título. Es que el humor didáctico casi siempre es horroroso y poco elaborado dentro de la literatura y los libros para niños en general. Nos referimos a las aborrecidas “moralejas”, “los mensajes”, “los valores”, “las enseñanzas”, que lamentablemente muchos adultos quieren que aparezcan explícitos en los libros infantiles.

Analizar las “situaciones” es entrar “al área chica” en la creación de la narrativa.

Hasta aquí sólo hemos visto los puntos donde puede aparecer el humor, pero en aspectos bien generales. Así que es el momento de abordar lo más “concreto”.

Para crear una historia con humor, se deben cumplir ciertos pasos. Después de decidir la idea de la historia; es decir, el argumento, más decidir también qué formas de la narrativa usar, de escoger el género literario, el tratamiento del lenguaje y del contenido según las edades y también después de seleccionar el tipo de humor más conveniente, entonces y sólo entonces podemos pensar en crear las situaciones.

La broma es un caso de burla que implica algún grado de preparación o engaño. Se divide en dos fases: elaboración previa y realización. Como toda burla, todo está bien hasta que la víctima deja de hacerle gracia y la comienza a clasificar de “pesada”, producto de un gusto discutible o de velada o abierta animadversión del bromista.

Dentro de muchas situaciones aparecen los diálogos. Incluso hay diálogos que pueden ser una situación. Son muy fáciles de leer, por lo que no es ningún trabajo darse cuenta si en ellos el autor ha canalizado correctamente su creación humorística. Por ser tan fáciles de leer, son muy apetecidos por los lectores infantiles.

En casi toda comedia que se aprecie de serla e incluso en algunos dramas y melodramas, existe como mínimo un personaje cómico, gracioso, chistoso. En las historias humorísticas que haya uno es poco. Más aún si son para niños.

El chiste es algo que produce risa o sonrisa, que tiene las características de ser breve, con la mayor economía de elementos y es indivisible. Muchos le agregan la sorpresa como otra característica, pero ¿qué pasa con esa sorpresa cuando uno escucha o lee el mismo chiste varias veces y siempre se ríe? Bajo la anterior definición de chiste cabe desde una caída, la expresión de un rostro, una acción, un sonido y por supuesto, un hecho contado en lenguaje oral o literario. En nuestro caso, el chiste tiene además una intención: va dirigido a niños, con lo que eso significa. Que no es otra cosa que el niño lo pueda comprender. Pero a nosotros nos gusta agregarle: que tenga un contenido positivo implícito, para evitar así los chistes de contenido vulgares y groseros, etc., que a veces les gusta tanto a los adultos y que los chicos repiten incluso sin entenderlos, para orgullo de sus familiares, pero que en nada ayudan a su formación integral.

Imagínese un juego donde hay diferentes partes de animales. Usted agarra las patas de un gallo y se la pega al cuerpo del gallo. Después toma la cabeza del gallo y se lo pega a las patas y al cuerpo que tenía ya unido y así consigue armar un espléndido gallo. Todo bien. Pero si quiere hacerlo gracioso, toma las patas del gallo y se la pega a la cabeza y donde iba ésta pone el cuerpo. Resultará un animal absurdo y se reirá. Pero también puede hacer otra cosa. Tome las patas del gallo y le pega el cuerpo de una vaca y a eso le agrega la cabeza de un pez y obtendrá un animal extrañísimo que le podrá dar mucha risa. Entonces, mientras más creatividad y sentido del humor tenga, mejor será el juego; es decir, le dará más placer, se divertirás más.

Terminamos con la narrativa y nos pasamos a la poesía.

Titulo así este punto, porque me gusta hacer versificaciones lúdicas, humorísticas, infantilonas. No soy poeta, ni pretendo serlo, pero confieso que me hace feliz rimar, versificar. Y sé que a los niños les puede encantar también y si lo combinamos con humor, el producto se hace muy placentero, sobre todo para motivar a leer.