Fue un dibujante de historietas francés. Trabajando en una agencia de prensa, se hizo amigo del legendario dibujante René Goscinny (uno de los padres de Astérix y Obelix) y juntos crearon en 1959 "El pequeño Nicolás".
"Las historias de Nicolás eran una forma de revisitar la miseria que soporté al crecer mientras me aseguraba que todo había ido bien", dijo Sempé en 2018.
Aunque ahora son un éxito internacional, con más de 15 millones de copias vendidas en 45 países, las historias pasaron desapercibidas en su publicación y no fue hasta 1978, cuando fue contratado por The New Yorker, que consiguió ingresos estables.
En sus historias colocaba pequeños caracteres en enormes mundos de trazos suaves, a veces revelando verdades mordaces y divertidas pero sin ánimo de ofender. Una bondad que contrastaba con su dolorosa infancia.
"Él ya no está aquí, pero sus dibujos son atemporales", dijo la ministra francesa de Cultura, Rima Abdul Malak.
"La tierna ironía, la delicadeza de su inteligencia, el jazz: no podremos olvidar a Jean-Jacques Sempé. Echaremos cruelmente de menos su mirada y su lapiz", dijo el presidente francés Emmanuel Macron.
Desde aquí les enviamos nuestras buenas vibras a sus familiares y colegas.
"Crear, pensar y vivir con humor".