Reflexiones serias sobre el tema del humor

Sister Linda Marie Sariego,
OSF, Ph.D, profesora de la Universidad Neumann de Filafelfia. Pennsylvania, Estados Unidos.
Reflexiones serias sobre el tema del humor

El humor - ¿algo que se hace, o con que se nace? ¿De dónde viene y por qué? ¿Cuáles son las cosas que provocan la risa o la sonrisa? ¿Existe el humor solamente por los que los reconocen? ¿Es algo que se puede cultivar? ¿Es algo de ser culto o no? ¿Pertenece a ciertas culturas? ¿Es bendito o profano? ¿Por qué nos parece cómico lo incongruo de la vida?

Aunque no tengo respuesta a estas preguntas, he dado bastante reflexión sobre el misterio del humor. En la Edad Media, se daba el nombre de “humor” a los líquidos básicos y esenciales del cuerpo humano; son elementos que contribuyen a la salud o a la enfermedad. Sobre todo, tengo que concluir que el humor no es nada ni que se hace ni es parte de algo que nace. El humor es simplemente algo que forma parte de todo lo que somos como seres humanos. Algunas expresiones externas del humor -- la sonrisa, la risa—dan gusto a los momentos mundanos. No es necesario saber hablar para expresar el humor. Se ha notado que un bebé se ríe en los primeros días de su vida. Se puede ver la sonrisa de un bebé después de ser provocado por alguien o algo chistoso. Pero también, se puede ver la sonrisa en la cara de un bebé que duerme.

Es posible que el humor sea algo sagrado, o por lo menos, la reacción humana frente algo que parece imposible. Desde el comienzo de los cuentos bíblicos, se lee de Dios participando en humor, o en un supuesto chiste. Sin embargo, es actitud de los patriarcas. Recordemos del cuento de Abrahán y su esposa Sara. Según la historia, Dios acaba de formar una alianza con Abrahán y de darle un nuevo nombre y, al bendecir a su mujer, le dijo que ella iba a darle un hijo. Y ¿cuál era la reacción de Abrahán? ¡Se rio y aparentemente a carcajadas – frente al Santísimo! Las escrituras lo cuentan así: “Abrahán cayó rostro a tierra y se echó a reír” (Génesis 17:7). Como si esto no fuera bastante para convencerles a Abrahán y a Sara, el cuento narra que después, apareció Dios y luego aparecieron tres hombres a su vera. Cuando le dijeron la profecía del embarazo de Sara, Sara estaba escuchando y se puso a reírse, sin darse cuenta de que alguien la hubiera notado. Pero Yahveh/ Dios le comenta a Abrahán: “¿Cómo así se ha reído Sara, diciendo ‘Seguro que voy a parir así de vieja? ¿Es que hay nada milagroso para Yahveh?’”. Después ella trata de esconder su risa, pero el versículo en la Biblia lo capta bien: “ ¿Por qué se ha reído, Sara? ¿Por qué ha dicho: y justamente, ahora que soy vieja, voy a dar a luz?.... Ella lo negó, y defendiéndose, dijo que tuvo miedo y contestó: “Yo no me he reído. Pero “Él le dijo: “No digas eso, que sí, te has reído.” (Génesis 18: 2; 10; 14-16). Aún en la relación entre Dios y el hombre, la risa y el humor forman parte esencial de la historia.

Esta risa se quedó como parte de la historia salvífica de los israelitas. Volviendo a los libros bíblicos, encontramos que llegó a Sara lo que le había dicho Yahveh y dio a luz a un hijo y le llamó Isaac. Abrahán tenía cien años cuando nació Isaac. Y dijo Sara en cuanto a este milagro y este hijo: “Dios me ha dado de qué reír; todo el que lo diga se reirá conmigo.” (Génesis 21: 1-6). La risa como semilla de algo divino, empieza en lo ridículo y termina en lo milagroso.

En las obras del arte, el humor en forma de la risa se identifica con locura; la sonrisa con misterio. Fijémonos en los cartones de Goya y vemos las figuras grotescas con risas diabólicas. Al contrario, en sus pinturas, Goya refleja la inocencia de niños, la santidad del niño Jesús, la belleza de las damas, y la nobleza de los aristócratas en su representación con sonrisa. Fuera de España, se nota en el campo de arte, la famosa pintura de la Mona Lisa, un punto de constante debate y de adivinanza de lo que era la razón por la cual, la famosa mujer se sonreía.

El humor, fuera de la risa y de la sonrisa, es algo inculcado en el idioma. Si se cree que un idioma como el castellano se formó después de siglos, parte por la proximidad y las experiencias con otras culturas, es cómico pensar en el origen de la diferencia de sentido entre ciertas palabras como “burro”, y “aceite” para los españoles, y para los italianos. Imagine la risa si un italiano de visita en España le pide a un mesero que le traiga “burro” para su pan tostado?!..O también, al seguir una receta en italiano y en español, los resultados saldrían de manera distinta si se usara aceite / vinagre para los italianos o aceite/ olio para los españoles. Falta de comprensión, o falla humana o chiste de una rivalidad cultural – el humor se hace en estas situaciones por la locura y lo incongruo de lo que se dice.

Aún para los de habla inglesa, ni siquiera se puede depender totalmente de los cognados para comunicar porque una persona embarazada no significa una persona avergonzada.

Para los que no quieren hacer muchos esfuerzos, el humor es apropiado. Según la comunidad médica, se dice que tener una sonrisa cuesta menos músculos del rostro que hacer una mueca. Así que, la acción de sonreír tiene capacidad de evitar arrugas en la piel y quizás hacernos parecer mucho más joven. Y con menos esfuerzo.

Sea como parte de la risa o del humor en la Biblia, del arte o de la literatura, o también de las curiosidades lingüísticas, es verdad reconocer que el humor es parte del ser humano. Es algo que alivia el estrés del día. Nos da el permiso de hacer errores. Nos permite perdonarnos por los errores que hacemos. El humor brota en los tiempos inesperados: en una clase durante un examen estresante; en la capilla durante algo solemne; en un tropiezo durante una ceremonia; en una respuesta inesperada como el aplauso de un niño después de oír una música en la iglesia. El humor habla todos los idiomas; el humor pertenece a toda ocasión.

Por toda mi vida, he conocido el humorista más natural e importante de todos: mi padre. Mi padre adoraba a mi madre/ su esposa. Él esperaba el comienzo de cada día para pasar los momentos con familia y amigos. Agradecido por todo lo que tenía, mi padre respetaba a los demás; gozaba en leer el periódico o pasear por el barrio; pasaba sus tardes en el patio saludando a los vecinos y platicando con los niños. Sin campo específico de educación, mi padre era el hombre más sabio que yo he conocido. Cada día le presentaba la oportunidad de apreciar algo. Siempre con una sonrisa, era la persona que rompía la tensión de algo con un chiste o con una mueca cómica. Era la persona que se atrevía a parecer ridículo para que otra persona se sintiera cómoda. Todo le era importante, pero no tomaba nada con tanta importancia que le oscurecía la importancia de cada momento. Siempre al punto de hacer una broma o de decir un chiste, mi padre me enseñó una lección vital: que la vida es un don y es importante compartir este don con los demás. De herencia asturiana, mi padre gozaba de lo mejor de su cultura – el orgullo de su idioma y su cultura, el amor por su familia y su fe, la convicción de lo recto y lo bueno. Nunca tenía pelos en la lengua, pero siempre reconocía en la verdad, el humor de lo incongruo de la vida humana. Mi padre me enseñó la lección vital de que, pese lo que uno haga como profesión, todos somos iguales en este mundo y somos tan cómicos como serios. Tal vez la habilidad de poder reconocer algo cómico en la vida cotidiana sea una destreza cultivada como ingrediente de una vida buena. Mi padre falleció hace 23 años el día 30 de septiembre y nos dejó como legado la verdad de que lo sencillo de cada día nos da mucha oportunidad de sonreír y de reír.

Quizás el humor es tan importante por nuestra sobrevivencia que se debe elevar a la dignidad como una de las bienaventuranzas en la Biblia, porque la persona que no tiene un sentido de humor hace falta de algo importante en su vida.

¡Bendito él/ella que tenga humor: gozará de la plenitud del ser humano!

Copyright © Linda Marie Sariego. Publicado en Humor Sapiens con el permiso de su autora. Reservados todos los derechos.