Respirar para reír

Para hacer tanto en grupo como solo. uizás en algún momento usted estará bajo estrés, con amargura, o con cualquiera emoción negativa que le inhiba reír o sonreír. El ejercicio es el siguiente: párese firme, con las piernas algo separadas para buscar mejor apoyo; relaje los hombros (encójase de hombros y suelte los brazos varias veces); relaje los músculos de la cara; ponga una sonrisa en su boca (aunque la note muy falsa); cierre los ojos, recuerde alguna situación simpática, graciosa o cómica donde usted haya estado presente. Así, comience a respirar tomando aire profundamente y soltándolo de manera entrecortada. Enseguida cambie y al soltar el aire, hágalo emitiendo la sílaba “ja”, cada vez que expulse. Después cambie y haga lo mismo, pero con “je”, con “ji”, etcétera. Verá cómo comenzará a sentir un nuevo estado de ánimo y la risa ya no la sentirá falsa, al contrario. La razón de ser del ejercicio, es el estudio de las emociones que realizó la psicofisióloga chilena Susana Bloch, que vio que la única forma de “medir” las emociones era a través de la respiración que caracteriza a cada una de ellas. Lo opuesto a reír es llorar y uno en esa situación toma el aire entrecortadamente y lo expulsa de una vez, al revés de la risa, como se señaló en el ejercicio. Por tanto, el proceso que buscamos es el contrario; es decir, lo normal es sentirse triste y logramos respirar como tal; con el ejercicio nos ponemos a respirar como si estuviéramos alegres y logramos estarlo.