Kafir africano

En una ocasión, en medio de un Consejo, a uno de los asistentes se le ocurrió una idea alegre que no pudo reprimir.

Tuvo un éxito admirable, pues el triste rey y los graves consejeros fueron presa de una hilaridad convulsiva. Cuando todos se recuperaron, el kafir africano Chaka, señaló hacia el bromista y mostró su extraño sentido de la gratitud, exclamando: “¡Llevaos a ese perro fuera y matarlo! ¡Me ha hecho reír!”. (Doran, pp 82-83).