El 26 de mayo de 1515, nació en Italia Felipe Neri. Fue un hombre tan noble, solidario y alegre, que le dijeron hasta su juventud “Felipín, el bueno”. Le dedicó su vida a los pobres, a los enfermos, a enseñarle a los niños. Dicen que era muy simpático, chistoso y a veces hacía de payaso.
Dicen que donde llegaba todo era alegría y fiesta, como maestro -sin saberlo, obvio-, practicaba la pedagogía del humor. Por todo lo anterior, San Felipe Neri se convirtió en el patrono de los humoristas cuando lo canonizaron.
Desde aquí un enorme agradecimiento a este Santo por proteger -son tan pocos los que lo hacen-, a los humoristas creyentes y espero que a los que no creyentes también, ¿no? (hablamos bien de él aquí por si acaso.)
"Crear, pensar y vivir con humor".