Muchos me preguntan por qué estoy tan seguro de que el humor es fundamental para atraer a los niños calificados como "vulnerables" sin hábito lector. Siempre respondo lo siguiente:
La educación básica en general, pero sobre todo la pública en nuestros países, casi nunca forma niños con hábitos lectores. Por desgracia, es una realidad. Y en la casa y en el barrio tenemos la fuerte competencia del mundo electrónico, los bombardeos de imágenes de dudoso gusto, o niños entregados al mal ocio, la indiferencia y a las actividades predelictivas incluso, entre otras más.
Pero en todo lo anterior es donde esos chicos encuentran placer, ¿no es cierto? Por ello hay que hacer mucho esfuerzo para atraerlos a la lectura. No luchando contra esas actividades señaladas, sino primero compartiendo con ellas, brindándoles otro placer con las lecturas. No obligando, no presionado, no censurando. Es lo que aconsejo. Claro, no es fácil. Demanda tiempo, comprensión, y la cosecha uno la recoge mucho después.
Resulta que un niño es un lector muy diferente al adulto. Un adulto muchas veces se lee obras que no le gustan, que encuentra pesadas, pero hace el esfuerzo. Los chicos no. Además, los adultos les ofrecen a los niños sin hábito lector, libros aburridos que les frustran los deseos de leer. Aunque hay que decir que a veces también les ofrecen buena literatura, pero mal seleccionada para su nulo nivel lector, para su edad, para su grado de madurez intelectual.
Muchos de los libros que hoy se catalogan como clásicos de la literatura infantil y juvenil, en su origen no fueron concebidos como libros para niños, sino para adultos. ¿Qué ocurre? Que a veces también son algo densos o sin "gracia" para el público infantil sin hábito lector y principalmente para el niño de hoy, que es más inquieto, más activo, y además, está muy acostumbrado al lenguaje visual que es muy rápido. Sin contar que debemos vencer el pésimo pretigio que tiene el libro, la lectura, el aprendizaje, etc., en el ambiente que rodea a esos niños.
Cuando logramos traspasar el escudo psicológico con que esos pequeñines se defienden de la vida que les tocó, encontramos a niños con falta de cariño, de atención, de alegría, de esperanza, por lo tanto, cuando ven que nuestras armas son el juego, el humor, la risa, "la buena onda", el placer, se entregan 100% y enseguida "enganchan" con las lecturas y se vuelven los más entusiastas a la hora de participar, de actuar, de jugar, de aprender, de disfrutar. Por ello es tan rápido recoger los resultados con esos muchcahos.
Hemos trabajado mucho en barrios marginales y escuelas con alumnos de muy pocos recursos y puedo asegurar que con el humor hemos tenido grandes éxitos. Incluso más que con otros niños sin sus problemas.
Ojo, hablamos de muchachos de siete u ocho años hasta más o menos trece o catorce, sin hábito lector, que hay que atraer y convencerlos de que leer es trascendental en sus vidas. Pero, ¿cómo competir y salir airosos? Repito: ofreciendo placer. Y el humor es una de las claves fundamentales. Nuestra experiencia y la de otros colegas así lo avalan.
Por todo lo anterior es que siempre tenemos "los dedos cruzados" para que las autoridades y el sector privado se den cuenta de la importancia de esto y pongan interés y recursos para llegar a más y más niños vulnerables de nuestro país y de donde sean, por supuesto.