“Esa madre gritando: ¡como te ahogues te mato!”. En esa sentencia que Manolo Vieira soltaba encima de un escenario, que muchas veces dejaba sin aire entre un ataque de carcajadas, había más canariedad que en cualquier partido político que presume de obediencia canaria.
Porque poca gente retrató mejor la vida cotidiana de las Islas que el humorista isletero. Desde la cercanía, dibujando escenas que todos hemos vivido a lo largo de nuestras vidas: el asadero, el fumado, Mamé el Bobo, Alexis, mi primera comunión, el negro, el aceitoso, la viejita como testigo silencioso...
Con sus raíces en La Isleta, en lo cotidiano y en la cercanía, el humor de Manolo Vieira era un cuento en el que todo el universo canario se reconocía. Y, en un ejercicio que multiplicó el orgullo del público por su figura, durante estos 43 años el artista jamás traicionó ese concepto (ni su acento): ni cuando participó en shows por la Península, ni cuando se coló en las televisiones nacionales, ni cuando fue colaborador habitual de Luis del Olmo.
Los chistes de Manolo Vieira han girado alrededor del Archipiélago. El Chiste-ra, su local en Las Palmas de Gran Canaria, se convirtió en un reducto de felicidad desde 1987. Además de su faceta como humorista, grabó un disco de boleros, protagonizó programas como Esta noche pago yo, series como La Revoltosa y fue el mejor compañero para pasar a carcajada limpia cada Nochevieja –fuesen buenos o malos los 364 días anteriores del año– con sus especiales para la Televisión Canaria.
Desde aquí les enviamos nuestras buenas vibras a sus familiares y colegas.
"Crear, pensar y vivir con humor".