Un estudio de SINC publicado en Hormonas y Comportamiento demuestra que cuando nos enojamos, la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la producción de testosterona aumentan, el cortisol disminuye y el hemisferio izquierdo del cerebro se activa más.
De esta manera, las sustancias químicas que libera nuestro cerebro nos incitan a pelear y, por lo tanto, a discutir. El truco del viaje de contar hasta diez nos puede librar de una discusión pero no evitará que sigamos sintiéndonos enojados por dentro.
La neurocientífico de Harvard, Dra. Jill Bolte Taylor, afirma que es hora de aplicar la regla de los 90 segundos. Cuando una persona tiene una reacción a algo en su entorno que le produce ira, vergüenza, desilusión o frustración, ocurre un proceso químico de 90 segundos. Este es el tiempo que tardan las hormonas del estrés en inundar y limpiar su sistema. “Cuando te sientes indignado, por ejemplo, la adrenalina corre por tu cuerpo durante 90 segundos. Y luego desaparece. A partir de ese momento es una decisión personal permanecer en ese bucle emocional, reactivándolo con pensamientos negativos”, dice la neurocientífica.
"Crear, pensar y vivir con humor".