El piscólogo y profesor de la Universidad de San Pablo, ha reconocido que, al haber más horas de luz y cuando el calor es limitado, el verano es la época del año en la que el estado de ánimo aumenta y las personas se vuelven más simpáticas y tolerantes.
"Las personas meteorosensibles pueden sentirse en otoño e invierno deprimidos por la falta de luz, mientras que en primavera y verano se encuentran más activas y alegres", ha apostillado.