"Ay, humor, ay humor" | Chichi Campos: 70 años de un hito del humor gallego

Félix Caballero Wangüemert
Escritor, humorista, periodista.
"Ay, humor, ay humor" |  Chichi Campos: 70 años de un hito del humor gallego

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Cuando llegué a Galicia (España) el 11 de marzo de 1991 para trabajar y vivir allí, hacía solo 13 días que Chichi Campos había muerto. Yo entonces no lo conocía; ni a él ni su obra. En realidad, creo que no supe de él, al menos con cierta profundidad, hasta la exposición retrospectiva que, con el título de Xesús Campos. Una visión aguda y vertiginosa de Galicia, le dedicó el Consorcio de la Ciudad de Santiago de Compostela en el Museo del Pueblo Gallego del 18 de septiembre al 30 de octubre de 1993. La muestra, comisariada por su amigo Xosé Díaz y coordinada por la mujer del humorista, Anciñas Ripoll, era excelente y me dejó impresionado. Pero ahora, 70 años después del nacimiento de Chichi, una nueva exposición, titulada ¡Xesús! 70 años de Campos y comisariada por su hijo, Nico Campos, que cuando murió su padre tenía solo 11 años, supera con mucho aquella. Organizada en A Coruña por la Fundación Luis Seoane –otro gigante de la plástica gallega– muestra 300 de los más de un millar de dibujos, 200 artículos y entre 80 y 90 guiones de televisión que la familia ha catalogado. Un torrente de creatividad que da fe de lo que Nico dice de su progenitor: que era un humorista las 24 horas del día.

Chichi –que se llamaba en realidad Xesús Campos, nació en La Laguna (Tenerife) el 26 de diciembre de 1952 y falleció en Compostela con apenas 39 años– no fue un humorista gráfico convencional. Siendo, como ha dicho de él Xosé Díaz, “el humorista gráfico más importante de Galicia después de la Guerra Civil”, realizó la mayor y la mejor parte de su obra en libretas, hojas volantes, libelos, octavillas, manteles de mesas de bares, cajas de cerillas o trozos de papel de periódico, que pasaron de mano en mano, hasta convertirlos en verdaderos medios de comunicación de masas. Como escribió Pepe Barro, otro buen amigo del artista, era “un inmenso departamento de agitación, propaganda, chorreo y cachondeo, que no paraba de cavilar, retratar, satirizar, ironizar y taladrar a todo bicho viviente”. Y eso que no dejó de colaborar en muchos de los periódicos y revistas convencionales de la época, como La Voz de Galicia, El Ideal Gallego, El Progreso, La Región, Diario 16 de Galicia o A Nosa Terra.

Dotado de una creatividad desbordada, una agudeza implacable y una rapidez extraordinaria, su obra es uno de los mejores testimonios humorísticos de la Transición española, particularmente en Galicia, sobre todo en Compostela, lleno de subversión e irreverencia. Se nutría especialmente de lo cotidiano. Trabajaba con la oreja pegada a la calle, sin solemnidad ni transcendencia, con un trazo ágil, descuidado, apurado, como correspondía a su estilo.

Su humor agudo, incisivo, no tenía sosiego, y su arte visual, inusual, insólita, insolente, tenía su perfecto complemento en un verbo certero, en la palabra revirada, en la estimulación oral o escrita, de la que dejó prueba también en sus artículos para A Nosa Terra, recopilados en 1992 en el libro Estampas del mundo elegante y reeditados felizmente el año pasado por su hijo Nico con el añadido de otras 30 colaboraciones. Y en sus guiones para la televisión. Chichi fue guionista de diversos programas de humor, magacines y concursos en la incipiente Televisión de Galicia (TVG), al servicio muchas veces de Manuel Manquiña y Antonio Durán, dos de los mejores cómicos gallegos de todos los tiempos. Todavía hoy esos programas son recordados como algunos de los mejores que se hicieron nunca en la TVG.

Setenta años después de la prematura muerte de Chichi, que privó a Galicia de lo mejor de su carrera, el humorista está recibiendo estos días el homenaje que merecía, con la feliz conjunción de la exposición de la Fundación Luis Seoane en A Coruña, el documental Chichi y yo, en el que Nico Campos elabora un retrato de su padre a través de entrevistas a amigos, colaboradores y familiares; y la reedición de su libro con los artículos para A Nosa Terra.

Xesús Campos ya está en la historia, pero también en la memoria de los que admiramos su irreverencia satírica. Larga vida a Chichi.

 

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Figura de Chichi Campos en el Museo del Humor Xaquín Marín de Fene (España).

(Foto del autor)

 

Chichi Campos: 70 years of a milestone in Galician humor

When I arrived in Galicia (Spain) on March 11, 1991 to work and live there, Chichi Campos had been dead for only 13 days. I didn't know him then; neither him nor his work. Actually, I don't think I knew about him, at least in some depth, until the retrospective exhibition that, with the title of Xesús Campos. An acute and vertiginous vision of Galicia, was dedicated to him by the Consortium of the City of Santiago de Compostela at the Museo del Pueblo Gallego from September 18 to October 30, 1993. The exhibition, curated by his friend Xosé Díaz and coordinated by the woman the comedian, Anciñas Ripoll, was excellent and left me impressed. But now, 70 years after Chichi's birth, a new exhibition, titled ¡Xesús! 70 years of Campos and curated by his son, Nico Campos, who was only 11 years old when his father died, far exceeds that. Organized in A Coruña by the Luis Seoane Foundation –another giant of Galician visual arts– it shows 300 of the more than a thousand drawings, 200 articles and between 80 and 90 television scripts that the family has catalogued. A torrent of creativity that attests to what Nico says about his father: that he was a comedian 24 hours a day.

Chichi –who was actually called Xesús Campos, was born in La Laguna (Tenerife) on December 26, 1952 and died in Compostela at just 39 years old– was not a conventional cartoonist. Being, as Xosé Díaz has said about him, "the most important graphic humorist in Galicia after the Civil War", he did most of his work in notebooks, flyers, pamphlets, leaflets, bar tablecloths , matchboxes or pieces of newspaper, which passed from hand to hand, until they became true means of mass communication. As Pepe Barro, another good friend of the artist, wrote, it was “an immense department of agitation, propaganda, squirting and joking, which did not stop pondering, portraying, satirizing, ironizing and drilling every living creature”. And that he did not stop collaborating in many of the conventional newspapers and magazines of the time, such as La Voz de Galicia, El Ideal Gallego, El Progreso, La Región, Diario 16 de Galicia or A Nosa Terra.

Endowed with overflowing creativity, relentless sharpness and extraordinary speed, his work is one of the best humorous testimonies of the Spanish Transition, particularly in Galicia, especially in Compostela, full of subversion and irreverence. He was especially nourished by the everyday. He worked with his ear glued to the street, without solemnity or transcendence, with an agile, careless, hasty stroke, as befitted his style.

His sharp, incisive humor was restless, and his unusual, unusual, insolent visual art had its perfect complement in an accurate verb, in twisted words, in oral or written stimulation, of which he also left evidence in his articles for A Nosa Terra, compiled in 1992 in the book Estampas del mundo elegante and happily republished last year by his son Nico with the addition of another 30 collaborations. And in his scripts for television. Chichi was a scriptwriter for various comedy shows, magazines and contests on the incipient Television de Galicia (TVG), often working for Manuel Manquiña and Antonio Durán, two of the best Galician comedians of all time. Even today those programs are remembered as some of the best ever made on TVG.

Seventy years after Chichi's premature death, which deprived Galicia of the best of his career, these days the humorist is receiving the homage he deserved, with the happy conjunction of the Luis Seoane Foundation exhibition in A Coruña, the documentary Chichi y yo, in which Nico Campos creates a portrait of his father through interviews with friends, collaborators and relatives; and the reissue of his book with the articles for A Nosa Terra.

Xesús Campos is already in history, but also in the memory of those of us who admire his satirical irreverence. Long live Chichi.

 

Copyright © Félix Caballero Wangüemert. Publicado en Humor Sapiens con el permiso de su autor. Reservados todos los derechos.