¿Cómo contar mejor los chistes?

Pepe Pelayo
Creador y estudioso de la teoría y la aplicación del humor.
Cómo contar mejor los chistes

Ante todo, si usted tiene intención de convertirse en un contador de chistes, en un chistoso o chistosa (a partir de aquí, para ahorrar tiempo y espacio, sólo usaré el masculino para representar ambos géneros), ya sea aficionado o profesional, el primer consejo que le doy es básico, fundamental: ¡consuma muchos chistes! Es decir, lea lo más que pueda libros de este género, o pase horas y horas en Internet buscándolos y disfrutándolos. Mire o escuche hasta el cansancio a los chistosos profesionales en discos, radio y televisión, y también en videos en Internet, como ya dije.

Después, le aconsejo analizarse bien. Es decir, conocerse mejor: si es muy extrovertido, si es histriónico para hablar, si habla rápido, si tiene algún problema de dicción, o si es tímido, si le da pánico escénico, si la gente se ríe o no con sus ocurrencias en la vida cotidiana, etcétera. A partir de ahí, ver qué mejorar, qué subrayar, que eliminar, qué superar…

En este punto le recomiendo que vea el listado de chistes que recopiló y que le hicieron reír mucho, separe los que podría contar según sus características personales, su personalidad; en otras palabras, lo que ya estudió en el punto anterior. Así irá formando el estilo de los chistes de su repertorio que lo identificarán.

Ahora apréndase bien, pero muy bien, los chistes de memoria y practique contarlos ante el espejo o frente a la persona de su mayor confianza, que no lo pueda engañar al darle su opinión, ni para bien ni para mal.

Estudie cómo contar esos chistes. Dónde enfatizar con la voz o la expresión facial, donde hacer el gesto más conveniente, en cuál momento poner una miradita graciosa, si le va a poner voces distintas a sus personajes o ubicarlos en el espacio para que el público vea claramente quién de ellos habla si usted usa su misma voz, analizar si está sobreactuando o actuando muy plano, etcétera.

Observe todo a su alrededor: en la calle, en su trabajo, en fiestas o donde sea, cómo se expresa la gente; qué gestos hacen cuando dicen tal cosa o tal otra; cómo reaccionan ante tal situación o tal otra; sus tic nerviosos, sus mañas, sus formas de caminar, sus errores de pronunciación, de bostezar, de llorar, de gritar. En fin, fijarse bien en todo lo que hacen, porque de esa cantera podría usted tomar elementos para diseñar los personajes de sus chistes, exagerando o modificando cositas para hacerlos más cómicos.

Obviamente, hacer lo mismo del punto anterior cuando ve teatro, televisión o cine, recogiendo ya el trabajo de los comediantes, de los chistosos profesionales. No tiene que imitarlos, solo analizar por qué hicieron esto o aquello.

Ya ante el público, le aconsejo que jamás comience a contar un chiste diciendo: “¡este chiste es buenísimo!”, o algo parecido. Porque está elevando las expectativas del público y lo más probable entonces es que su chiste no lo encuentren tan bueno, como ya esperaban que estaría.

También es fatal comenzar con lo contrario, me refiero a decir: “¡este chiste es malo!”, porque aunque usted no lo crea, el público le cree y de inmediato toma una posición de que van a escuchar algo pésimo y así pueden llegar a sentirlo, se convencen de que es malo, sea como sea la calidad del chiste suyo.

Ojo: aprovecho aquí para aclarar algo. Casi en el 100% de los casos (no me gusta ser absolutista), los chistes no son malos. Si el público no se ríe, puede ser que haya ocurrido lo siguiente: el contador del chiste hizo algo mal; el chiste no era el mejor para ese público; la gente no lo entendió por algún motivo, ya sea cultural, de información, de sonido, o algo así; o el ánimo del público en ese momento no estaba para chistes, etcétera, etcétera. Entonces no se le puede echar la culpa al chiste. Máxime, cuando sabemos que ese mismo chiste -antes o después-, funciona con otro público distinto. Así que lo ideal entonces es evitar por todos los medios que el chiste no funcione y eso se consigue haciendo correctamente todo lo que aquí indico, más la experiencia que le dará el oficio, claro.

Recomendaciones importantes:

a) Que el chiste sea breve (eso es esencial).

b) Si hizo reír con el primer chiste, siéntase mejor de los nervios, que va bien. Si no lo logró, enseguida busque otro tipo de chistes para ir tanteando.

c) No se ría al decir el chiste, eso estorba la comprensión de lo que está contando y puede dar la impresión de que está presionando para que se rían.

d) Hable normal, natural, serio y mirándole a los ojos al público, cuando no necesite actuar.

e) Haga una pausa antes del remate final, sólo un segundo, más o menos, porque es malo también si le da mucho tiempo. Eso se va mejorando con las veces que lo cuenta para ir calibrando.

f) No se le ocurra repetir chistes y si escucha que la gente se lo sabe, tenga preparado un giro para enseguida cortar ese y contar otro.

g) Jamás explique un chiste. Es lo peor que le puede pasar, porque reirán menos si comienza el supuesto análisis y usted quedará como incapaz, como un aficionado patético.

Estudie al público. Averigüe -si puede-, sus gustos, sus ánimos, sus características locales y demás información necesaria. Pregunte antes de subir a escena y obsérvelos antes de actuar. ¿Por qué? Porque tiene que saber que si va a contar chistes a unos pacientes de traumatología en un hospital, no puede aparecerse ahí con chistes sobre cojos, mancos, etcétera, ¿No? Bueno, puse el ejemplo muy obvio. Aquí va otro: no puede contar chistes sobre accidentes, cuando en ese lugar ocurrió uno grave unos días atrás. O no puede contar chistes blancos en un lugar donde casi todo el público está borracho y son las 12 de la noche. En fin, podría poner mil ejemplos.

Como comediante, he sido testigo también de reacciones en el público que me han afectado. Por ejemplo, en una ciudad la gente que asistió al teatro no reía con nuestras gracias. Entonces “bajamos el nivel”, pensando lógicamente que no entendían, ya que no dudábamos de los chistes que ya habían sido probado felizmente en otros públicos. Al terminar la función se nos acercaron varios asistentes y nos felicitaron por lo bueno del espectáculo, aunque pensaban que en un momento “bajamos de nivel”.

Es que sucede un fenómeno en un público reunido y más si se conocen por ser de pueblos pequeños o cosas así. Nadie quiere ser el primero en reír en voz alta, “por las apariencias” y entonces todos disfrutan, pero aguantando la risa sonora que siempre nos llega al escenario. El efecto contrario es si están calladitos y uno de ellos comienza a reír a carcajadas, el resto enseguida va tras él, por lo que acabo de comentar y porque la risa es muy contagiosa.

También he sido testigo, en este caso agradablemente-, de públicos que no solamente ríen, sino que también aplauden el chiste, aún con el problema que produce detener la función descarada o disimuladamente, esperando que terminen de aplaudir para continuar con nuestros textos.

Amigo o amiga, el carpintero, el político, el científico, el pescador, el campesino, etcétera, tienen algo en común con el chistoso: les puede irle mal en su trabajo. Pueden fracasar. Quizás cuando por primera vez cuente un chiste, no consiga hacer reír, a pesar de seguir estas recomendaciones. Eso les puede pasar a todos los seres humanos. No se deprima, no se acobarde. Estudie bien qué sucedió y no lo repita en la segunda oportunidad. Como dijo Winston Churchill: “El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse”.

Fíjese que al practicar como dice este artículo, puede ir desde convertirse en un gran animador de sobremesas o de reuniones y fiestas, hasta un buen cuentachistes en lo artístico. Pero si no desea lograr ese cambio, por lo menos será más simpático en el hogar y habrá un mejoramiento de su sentido del humor que lo beneficiará en la calidad de vida a usted mismo.

Le informo, nunca me he dedicado profesionalmente a contar chistes. No me siento cómodo. Prefiero actuarlos dentro del pellejo de personajes; es decir, me agrada más ser comediante. Eso sí, disfruto mucho como público en los show de los cuentachistes y de los colegas del stand up comedy. Aunque confieso que lo que más me llena es crear los chistes.

En fin, practique todo lo leído hasta aquí y compruebe que puede hacerlo, aunque no le digo que es fácil y así, de paso, valorara a los colegas profesionales.

Gracias y que le vaya estupendo como chistoso.

Copyright © Pepe Pelayo. Publicado en Humor Sapiens con el permiso de su autor. Reservados todos los derechos.