Educar con humor

Pepe Pelayo
Creador y estudioso de la teoría y la aplicación del humor.

¿Pedagogía y humor? Sí. ¿Por qué? Porque el ser humano nace con cierta predisposición hacia la diversión, la alegría de vivir, el juego, la curiosidad, la exploración y la flexibilidad y con ese espíritu transcurre nuestra infancia. Sin embargo, nuestros centros educacionales se empeñan cada vez más en acabar con todo eso. Si logramos impartir clases amenas, si resolvemos los conflictos con ingenio, gracia, si logramos un grupo cohesionado y orgulloso de pertenecer a él, si hacemos que los niños sean más creativos, más imaginativos, y todo con el tono lúdico y risueño que caracteriza la infancia, entonces podemos lograrlo. Esa es la base de la Pedagogía del humor.

En clase, se ha comprobado que el humor anula los sentimientos de vulnerabilidad, los miedos, el estrés, que son los que bloquean la memorización y el aprendizaje.

Las investigaciones y estadísticas demuestran que la mayoría de los niños y adolescentes con problemas de inadaptabilidad social, inestabilidad emocional, rebeldía, apatía, arrogancia, egocentrismo, se deben a una infancia llena de privaciones y anhelan el juego, la diversión, la risa y el amor. Y si se les enseñara a reír de sí mismos, verían entonces la realidad de un modo menos egoísta y dramático, así como también el humor ayudaría a reavivar su viveza mental, tan inhibida o confusa debido a esa infancia.

Por desgracia, muchos centros educacionales tratan de inculcarles a sus niños respeto a la autoridad y al orden establecido a través de un modo excesivamente rígido y serio. Pero los niños prefieren amar el orden establecido antes que respetarlo. Prefieren compañeros de juego y risa antes que padres sustitutos o entidades paternales. Por eso, los educadores deben tener sentido del humor y alejarse de la hiperseriedad. Lamentablemente, en la actualidad la mayoría de los centros educacionales preparan a los niños y adolescentes para que tengan confianza en sí mismos, pero enseñándoles a ser hiperserios, competitivos y agresivos. Enfatizan el valor del individuo y su culto a la autoimportancia.

Por otro lado, muchos estudiantes se encuentran en una situación crítica al ver su incapacidad para afrontar los primeros fracasos o presiones emocionales. Es que están siendo educados en un ambiente de hiperseriedad en que los problemas son dramatizados, donde el fracaso adquiere proporciones catastróficas. Mediante el sentido del humor uno acepta el fracaso con sano espíritu deportivo.

En la vida existen las recompensas extrínsecas y las intrínsecas. Las extrínsecas son el dinero, la fama, el estatus social. Las recompensas intrínsecas incluyen la satisfacción, el alivio, la celebración. Pues la sana diversión proporciona su propia recompensa intrínseca. Por tanto, cuando al fin consigamos hacer un aprendizaje realmente divertido, nos aseguramos de que por primera vez en la Historia, el niño se levantará feliz de asistir a clases.

Desarrollar el sentido del humor es tan importante y curricular como la casi totalidad de los objetivos pedagógicos.

Copyright © Pepe Pelayo. Publicado en Humor Sapiens con el permiso de su autor. Reservados todos los derechos.