
“En los últimos años aprendimos muchas cosas que tienen que ver con lo que llamamos deconstrucción y creo que ahí es tal vez lo que se piensa en los límites del humor. Creo que lo que cambia es la línea en la cual el comediante tiene que hacer equilibrio entre lo que vale y lo que no”. (1)
Luciano Mellera
Quizá, una de las muchas indebidas creencias, sin ningún tipo de fundamento contrastable, es la que sostiene que los más importantes aportes para la comprensión del humor es el resultado de las investigaciones y reflexiones de especialistas en la materia con dedicaciones únicas en la materia, obviando que son muchos los que además en forma simultánea se desarrollaron exitosamente en otros cometidos a veces aparentemente contrapuestos como, por caso, el argentino Alejandro Borensztein que es un renombrado arquitecto y un excelente escritor de humor político de larga trayectoria.
Es posible, a diferencia de otros cometidos, que sean bastantes los humoristas que emplean seudónimos para diferenciarse de las demás de sus actividades.
Una cuestión similar la podemos encontrar entre los literatos cuando publican ficciones policiales.
Al respecto vale la pena recordar a lo apuntado por José Martínez Ruiz (Azorín) (1873-1967): “El capítulo de eutrapelia (moderación), del divertimento espiritual es sumamente importante en la historia del desenvolvimiento humano; haciendo la historia de la ironía y del humor, tendríamos hecha la sensibilidad humana y consiguientemente la del progreso, la de la civilización. La marcha de un pueblo está en la marcha de sus humoristas”. (1913).
EL LÍRICO MALDITO
Charles Pierre Baudelaire (1821-1867) fue un poeta, ensayista, crítico musical, bohemio, siendo su exitosa obra capital “Las flores del mal” (1857), que inaugura el modernismo literario, censurada hasta 1949 mediante el nefasto artilugio por el cual unos pocos decidían qué podían leer los demás atropellando las fundamentales libertades individuales, mediante el ejercicio del autoritario pensamiento único.
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A diferencia de muchos teóricos exclusivamente dedicados al humor, Baudelaire comenzó a publicar sus ideas y reflexiones sobre esta cuestión en 1852, explicitando aspectos como la dinámica de los procesos cómicos incluyendo los neologismos, a veces contradictorios y, por caso, las muy diversas graduaciones de los orígenes como de las formas de manifestarse, tanto las concebidas ex profeso semejantes a las espontáneas de los juegos divertidos de los niños: “Las creaciones fabulosas, los seres cuya razón, cuya legitimación no puede extraerse del código del sentido común, con frecuencia excitan en nosotros una hilaridad loca, excesiva, que se traduce en desgarramientos y desternillamientos interminables. Es evidente que se debe diferenciar y que hay ahí un grado más. Lo cómico es, desde el punto de vista artístico, una imitación; lo grotesco, una creación. Lo cómico es una imitación entremezclada de una cierta facultad creadora, es decir, de una idealidad artística”.
También puntualizó como principal asunto de estudio al “eco grupal”, aunque es posible reírse a puertas cerradas.
Así mismo señaló la influencia del contexto en que se crea la caricatura como las modas que van mutando y con el tiempo frecuentemente son casi incomprensibles: en el Siglo XVIII la crítica social como, por caso, la costumbre de emplear grandes adornos en ciertas cabezas femeninas, las circunstancias partidarias o debates parlamentarios con respecto a la esclavitud en el Siglo XXI son poco o nulamente relevantes para gran parte de la población.
En un primer momento a su tesis la denominó “Filosofía de la Risa”.
El volumen aquí analizado es el resultado de una recopilación de artículos y otros escritos reunidos por la temática.
“Creo que la gente, no solo conmigo, sino en general, prefiere el material cómico. Cuando van al cine, prefieren reírse. Yo nunca fui así, quiero decir, me gusta reír, pero prefiero ir a ver algo muy trágico y profundo. Me resultaba más interesante. No hay mucha gente así. La mayoría de la gente y mi trabajo a lo largo de los años ha sido, por defecto, sobre todo cómico. (2) |
UN SIGNIFICATIVO APORTE
“No hay que creer que estamos liberado de toda dificultad. El espíritu menos acostumbrado a estas sutilezas estéticas sabría oponerse rápidamente a esta objeción insidiosa: la risa es versátil. No siempre nos regocijamos de una desgracia, de una debilidad, de una inferioridad. Muchos de los espectáculos que excitan la risa en nosotros son bien inocentes, y no sólo las diversiones de la infancia sino también muchas cosas que sirven para divertimento de los artistas, nada tienen que ver con el espíritu de Satán. (…)
Ante todo hay que distinguir bien la alegría de la risa. La alegría existe por sí misma, pero tiene diversas manifestaciones. En ocasiones es casi invisible; otras se expresa mediante el llanto. La risa no es más que una expresión, un síntoma, un diagnóstico. ¿Síntoma de qué? He ahí la cuestión. La alegría es una. (…) La risa es la expresión de un sentimiento doble o contradictorio; por eso hay convulsión”.
También se detuvo a diferenciar el humor francés del alemán e inglés, diferenciando el que denomina absoluto diferenciándolo de su antítesis cómico ordinario o significativo que es el “más fácil de comprender por el vulgo, y en particular, más fácil de analizar, al ser su elemento visiblemente dual: el arte y la idea moral; pero lo cómico absoluto, al aproximarse mucho más a la naturaleza, se presenta como una clase una, y que quiere ser aptada por intuición. No hay más que una verificación de lo grotesco, es la risa, y la risa repentina; frente a lo cómico significativo no está prohibido reír de golpe; no rebate su valor; se trata de rapidez de análisis”. (3)
Cabe tener presente que también aclara que el célebre alemán Ernst Theodor Amadeus Hoffmann (1776-1822) denomina cómico inocente al cómico ordinario, ejemplificando las esperables y notorias diferencias propias de las regiones y culturas o, en sus términos, “ambientes” y “aptitudes nacionales”.
ALGUNOS CARITURISTAS FRANCESES
El poeta ensayista, en 1857, estableció preliminarmente un detalle de artistas gráficos de su época y una infrecuente caracterización crítica de cada uno, contribuyendo en mucho al conocimiento del estado de situación del humor gráfico de fines de los siglos XIX y XX.
Carle Vernet (1758-1836), Edme-Jean Pigal (1792-1872), Franҫois Bird (1792-1882), Nicolas- Toussaint Chatlet (1792-1845), Delpech, Honoré Daumier (1808-1879), Charles Philipon (1800-1862), J.J. Grandville (1803-1847), Henry Monnier (1805-1877), Guillaume-Sulpice Chevalier (Gavarni) (1804-1866), Joseph–Louis Trimolet (1812-1842), Charles-Joseph Traviès (1804-1859), Charles-Emile Jacque (1813-1894).
También menciona como humorista escrito al muy prolífero y exitoso Charles-Paul de Kock (1793-1871), a las publicaciones como La Caricature (1830-1835), La Silhouette (1821-31), Le Charivari (1836-1838 y 1840-1842) y el “Método para aprender a dibujar el carácter humano y sus pasiones” de Charles Le Brun (1698).
También, con algún detalle, Baudelaire hace referencia a la célebre y genial serie humorística de cuatro imágenes “La metamorfosis Pera Luis Felipe” (Les Poires, 1831), elaborada por Charles Philipon durante el juicio al humor como desacato, que fue declarada como delito de lesa majestad.
“En poco tiempo, los muros de París estaban llenos de peras, y de allí se extendieron por las paredes de toda Francia” (Charles Philipon) el humor popular estableció sus reales mofándose del rey Luis Felipe I de Francia.
Así mimo hace referencia a el rey ogro Gargantúa que al humorista gráfico Daumier le valió seis meses de cárcel cuando publicó la caricatura, mientras que las múltiples multas pecuniarias fueron solventas con lo producido por la exitosa venta de ejemplares de La Caricature.
La primavera de las caricaturas políticas, de sus artífices y el público entusiasta incluyendo los numerosos iletrados, se interrumpió por la nefasta Ley de Prensa (29 de agosto de 1835 aprobada por 226 votos contra 153) que exigió la autorización previa a la publicación, como parte de la política “orden en casa” que incluyó numeras “detenciones preventivas” y varias deportaciones por razones políticas y legalización de “fondos secretos gubernamentales”.
ALGUNOS CARICATURISTAS EXTRANJEROS
Posiblemente por menor capacidad de información, los autores de extramuros nacionales analizados fueron relativamente muchos menos, pero valiosos sus respectivos comentarios artísticos y ciertos detalles de sus vidas: William Hogarth (1697-1764), Seymour y su estilo sobrecargado, George Cruikshank (1792-1878), Francisco José de Goya y Lucientes (1746-1828), Bartolomeo Pinelli (1781-1835), Léopold Robert (1794-1835), Brueghel el Viejo (1528-1569) y Brueghel el Joven (1554-1638).
Sin duda, la contribución del “poeta maldito” a la historia del Humor es muy significativa, valiendo la pena conocerla cabalmente.
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Para ampliar el conocimiento y el debate atinente es oportuno leer a Paula Ariadna Jessurum: “Lo cómico en la caricatura: un análisis de Bergson y Baudelaire”. (4)
REFERENCIAS
1) Mellera, Luciano. Entrevista de Ariel Goldfarb. Luciano Mellera: “El humor ayuda a transformar lo malo y triste en un momento simpático y de alegría”. La Nación. Buenos Aires, Argentina. 17 de julio de 2024.
2) Allen, Woody. Entrevista de Sholz, Pablo O. Woody Allen, con Clarín: la muerte, el humor, la cancelación y por qué no vino a filmar a la Argentina. Clarín. Buenos Aires, Argentina. 7 de noviembre de 2024.
3) Baudelaire, Charles. Lo cómico y la caricatura. Visor. Páginas 31, 33, 34, 35. Madrid, España. 1988.
4) Jessurum, Paula Ariadna. Lo cómico en la caricatura: un análisis de Bergson y Baudelaire. Estudios de Teoría Literaria Revista digital, Año 1, Nro. 2, 2012 Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Mar Del Plata. Mar del Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina. 2012.



Humor and its variants: Charles Baudelaire
By Alejandro Rojo Vivot
“In recent years, we've learned many things related to what we call deconstruction, and I believe that’s perhaps where thoughts on the limits of humor lie. I think what changes is the line the comedian must walk, balancing between what is acceptable and what is not.” (1)
Luciano Mellera
Perhaps one of the many unfounded beliefs is that the most important contributions to the understanding of humor come solely from specialists exclusively devoted to the subject, overlooking that many others have also successfully developed in seemingly contrasting areas. For example, the Argentine Alejandro Borensztein is a renowned architect and an excellent political humor writer with a long career.
Unlike other fields, it is likely that many humorists use pseudonyms to distinguish themselves from their other activities.
A similar case can be found among authors who publish detective fiction.
In this regard, it is worth recalling what José Martínez Ruiz (Azorín) (1873–1967) noted:
“The chapter of eutrapelia (moderation), of spiritual amusement, is extremely important in the history of human development; by studying the history of irony and humor, we would trace human sensitivity and, consequently, that of progress and civilization. The march of a people is in the march of its humorists.” (1913).
THE DAMNED LYRICIST
Charles Pierre Baudelaire (1821–1867) was a poet, essayist, music critic, and bohemian. His major successful work, The Flowers of Evil (1857), which inaugurated literary modernism, was censored until 1949 through the nefarious device by which a few decided what others could read, violating fundamental individual freedoms through the exercise of authoritarian single-minded thinking.
FURTHERMORE
Unlike many theorists exclusively dedicated to humor, Baudelaire began publishing his ideas and reflections on this topic in 1852, explicitly addressing aspects such as the dynamics of comic processes including neologisms—sometimes contradictory ones—and, for example, the wide range of origins and forms of expression, both those deliberately conceived and those that resemble the spontaneous fun of children's games:
“Fabulous creations, beings whose reasoning, whose legitimacy cannot be derived from the code of common sense, often provoke in us wild, excessive laughter that results in rending guffaws and endless howling. It is evident that a distinction must be made, that there is another level here. The comic, from an artistic point of view, is imitation; the grotesque, a creation. The comic is an imitation interwoven with a certain creative faculty, that is, an artistic ideality.”
He also identified the “group echo” as a main subject of study, although laughter can certainly occur behind closed doors.
He pointed out the influence of the context in which caricature is created, as well as how fashions change and often become nearly incomprehensible over time: in the 18th century, for instance, social criticism of women's ornate headwear; or in the 21st century, political party situations or parliamentary debates about slavery may be of little to no relevance to most of the population.
Initially, he titled his thesis The Philosophy of Laughter.
The volume analyzed here is the result of a compilation of articles and other writings grouped by theme.
“I believe people, not just with me but in general, prefer comedic material. When they go to the movies, they prefer to laugh. I’ve never been like that. I mean, I like to laugh, but I prefer to see something tragic and deep. That was more interesting to me. Not many people are like that. Most people—and my work over the years has mostly been, by default, comedic.” (2)
A SIGNIFICANT CONTRIBUTION
“We should not believe we are free from all difficulty. The least aesthetically attuned mind would know to resist this insidious objection: laughter is versatile. We do not always delight in misfortune, weakness, or inferiority. Many spectacles that trigger our laughter are entirely innocent, and not only the amusements of childhood but also many things that entertain artists have nothing to do with Satan’s spirit.
First of all, we must clearly distinguish joy from laughter. Joy exists independently but manifests in various ways. Sometimes it is almost invisible; at other times, it is expressed through weeping. Laughter is merely an expression, a symptom, a diagnosis. A symptom of what? That is the question. Joy is one.
Laughter is the expression of a double or contradictory feeling; that’s why there is convulsion.”
He also differentiated French humor from German and English humor, identifying what he called the absolute comic in contrast to its antithesis, the ordinary or significant comic, which “is easier for the common people to understand, and in particular, easier to analyze, as its element is visibly dual: art and moral idea. But the absolute comic, as it comes much closer to nature, presents itself as a unique kind, to be grasped through intuition. The only verification of the grotesque is laughter—and sudden laughter at that. With the significant comic, one is not forbidden to laugh outright; it does not refute its value; it’s about the speed of analysis.” (3)
He also clarifies that the famous German Ernst Theodor Amadeus Hoffmann (1776–1822) referred to the innocent comic as the ordinary comic, illustrating the expected and notable differences inherent in regions and cultures—or in his terms, “environments” and “national aptitudes.”
SOME FRENCH CARICATURISTS
In 1857, the poet and essayist offered a preliminary list of graphic artists of his time, along with an unusual critical characterization of each, significantly contributing to the understanding of the state of graphic humor in the late 19th and early 20th centuries.
Carle Vernet (1758–1836), Edme-Jean Pigal (1792–1872), Franҫois Bird (1792–1882), Nicolas-Toussaint Charlet (1792–1845), Delpech, Honoré Daumier (1808–1879), Charles Philipon (1800–1862), J.J. Grandville (1803–1847), Henry Monnier (1805–1877), Guillaume-Sulpice Chevalier (Gavarni) (1804–1866), Joseph–Louis Trimolet (1812–1842), Charles-Joseph Traviès (1804–1859), Charles-Emile Jacque (1813–1894).
He also mentions the prolific and successful writer Charles-Paul de Kock (1793–1871) as a humorist, as well as publications like La Caricature (1830–1835), La Silhouette (1821–31), Le Charivari (1836–1838 and 1840–1842), and Method for Learning to Draw the Human Character and its Passions by Charles Le Brun (1698).
Baudelaire also made detailed reference to the famous and brilliant four-image humorous series The Metamorphosis of Louis-Philippe into a Pear (Les Poires, 1831), created by Charles Philipon during a trial where humor was prosecuted as contempt, and declared a crime of lèse-majesté.
“In no time, the walls of Paris were filled with pears, and from there they spread across the walls of all France” (Charles Philipon).
Popular humor took its stand, mocking King Louis-Philippe I of France.
Baudelaire also refers to the ogre king Gargantua, a caricature that earned graphic humorist Daumier six months in jail, while the numerous financial fines were paid with the proceeds from the successful sales of La Caricature.
The spring of political caricature, of its creators and enthusiastic audiences—including the many illiterate people—was interrupted by the nefarious Press Law (August 29, 1835, passed by 226 votes to 153), which required prior authorization for publication as part of the “order at home” policy, which also included numerous “preventive detentions,” several political deportations, and the legalization of “secret government funds.
”SOME FOREIGN CARICATURISTS
Possibly due to limited access to information, the authors from beyond national borders that were analyzed were considerably fewer, but their artistic commentary and life details were valuable:
William Hogarth (1697–1764), Seymour and his overloaded style, George Cruikshank (1792–1878), Francisco José de Goya y Lucientes (1746–1828), Bartolomeo Pinelli (1781–1835), Léopold Robert (1794–1835), Pieter Brueghel the Elder (1528–1569), and Pieter Brueghel the Younger (1554–1638).
Undoubtedly, the contribution of the “damned poet” to the history of humor is highly significant, and well worth fully understanding.
ADDITIONALLY
To deepen knowledge and enrich the related debate, it is worth reading Paula Ariadna Jessurum: The Comic in Caricature: An Analysis of Bergson and Baudelaire. (4)
REFERENCES
- Mellera, Luciano. Interview by Ariel Goldfarb. Luciano Mellera: “Humor helps transform what is bad and sad into a charming and joyful moment.” La Nación. Buenos Aires, Argentina. July 17, 2024.
- Allen, Woody. Interview by Pablo O. Sholz. Woody Allen, with Clarín: death, humor, cancel culture, and why he didn’t film in Argentina. Clarín. Buenos Aires, Argentina. November 7, 2024.
- Baudelaire, Charles. The Comic and Caricature. Visor. pp. 31, 33, 34, 35. Madrid, Spain. 1988.
- Jessurum, Paula Ariadna. The Comic in Caricature: An Analysis of Bergson and Baudelaire. Estudios de Teoría Literaria, digital journal, Year 1, No. 2, 2012. Faculty of Humanities, National University of Mar del Plata. Mar del Plata, Buenos Aires Province, Argentina. 2012.
(This text has been translated into English by ChatGPT)