Acaba de ser premiada, en el Festival de Cine de Venecia, la comedia “Una paloma sentada en una rama reflexionando sobre la existencia”, del director sueco Roy Andersson.
La han calificado como película de "humor absurdo", como un filme "satírico" y un buen ejemplo del buen "arte del humor". Así que el Humor está de fiesta.
Sin embargo, nos confunden las clasificaciones. Porque si es humor absurdo, entonces estamos ante una película en que de alguna manera rompe la lógica, sorprende y desconcierta con algo que no corresponde al pensamiento o al proceder normal (por lo general, no es fácil entenderlo y asimilarlo si uno no está entrenado).
Pero si es un filme satírico, estamos ante una burla que implica un juicio crítico. Es por tanto un humor de contenido rico en ideas o conceptos. La crítica puede estar dirigida a personas concretas, o a ideas, grupos o partidos, costumbres, modas, obras, estilos, defectos, vicios, etc.
Entonces, ¿es posible que estemos ante una película absurda y satírica a la vez? ¿Son dos conceptos opuestos, irreconciliables? Claro que no. Se puede crear un producto artístico de humor absurdo, que rompa con la lógica y que sea crítico al mismo tiempo. ¿Por qué no la catalogan como una comedia de humor absurdo y satírico a la vez? Por desconocimiento, por confusiones y por el menosprecio al humor que se arrastran de mucho tiempo.
Incluso, también muchos confunden eso de “el arte del humor”. Para empezar, el humor “en sí y como tal”, parodiando a Kant, no es un arte concreto. El humor se expresa, se canaliza a través de las artes. Claro, tiene sus técnicas, su teoría y su lenguaje propio, pero no "sale" a ser consumido directamente al público. Necesita de una de las artes para existir. Para que un humorista exprese su creación, debe dominar el lenguaje del arte por el cual va a canalizar su humor. Si es una actuación, o un libreto teatral, etc., debe conocer aunque sea mínimamente el lenguaje del teatro. Lo mismo con la música, la literatura, las artes plásticas, lo audiovisual, etc. En este caso, el sueco Andersson, puso su dominio profesional de la creación cinematográfica en función del humor. De un humor que decidió que fuera absurdo, o satírico, o absurdo y satírico, elaborándolo en base al lenguaje de ese tipo de humor.
Pero bueno, cuando veamos la película podremos clasificarla como entendamos (como debe hacer todo el mundo). Lo importante es que el humor fue premiado, algo poco frecuente, ya que el drama y la tragedia son los favoritos de los creadores y de los consumidores. ¿Entonces es más fácil hacer llorar que hacer reír? Esa es otra reflexión. Pero esa pregunta, algo convertida en clisé ya, la respondieron muy bien los humoristas profesionales entrevistados en esta misma página.
“Crear, pensar y vivir con humor”