Humor y sus variantes | Dante Raúl Quinterno

Alejandro Rojo Vivot
Escritor, articulista, conferencista y humorista literario.
Dante Raúl Quinterno

Article in English

 

“La percepción de lo cómico es un lazo entre los hombres”.

Ralph Waldo Emerson (1803-1882)

 

Es valioso el conocimiento biográfico de quienes contribuyeron al Humor aportando sus creaciones, muchas de las mismas que les trascendieron convertidas en personajes casi con vida propia, más allá de sus respectivos antecedentes en las construcciones mediante la ficción.

En otros casos, con alguna frecuencia, los nombres propios o seudónimos continúan estrechamente relacionados con los apodos de las ficciones: Mafalda y Quino, El Quijote y Cervantes, Condorito y Pepo, etcétera.

ADENTRÁNDONOS

El Humor universal y el local como el regional, es la confluencia de muchas inteligencias puestas al servicio de la risa y de la Humanidad en su conjunto.

A veces contienen componentes políticos y en otros casos están focalizados en las críticas sociales; con frecuencia ambas.

Los dictadores y aprendices de hechicero políticos, que ejercen el pensamiento único, saben muy bien que al humor inteligente poca mella le hará sus embates autoritarios como por caso la clausura de la magnífica “Revista Tía Vicenta” de Argentina: “El 17 de julio de 1966 el presidente de facto Juan Carlos Onganía, disgustado por aparecer caricaturizado como una morsa con bigotes en la portada nº 369 de Tía Vicenta, amenazó con clausurar la revista.

Ante esta situación, la dirección de la Editorial Haynes -editora del diario El Mundo y de la revista Tía Vicenta- citó a Landrú para informarle del grave problema que estaba sobre la mesa.

Onganía tenía intenciones de cerrar la revista y el ministro del Interior, Martínez Paz, quería tener una reunión previa con Landrú. Acompañado por los directivos de la Editorial, Landrú fue a ver al ministro, quien inició la reunión diciendo: ‘Al Presidente no le gusta Tía Vicenta’. ‘¡Ah! -respondió Landrú-, yo creía que el problema era más grave. Si al Presidente no le gusta la revista, que no la compre’.

Días después, Onganía clausuró Tía Vicenta poniéndole fin a la década de oro del humor político argentino. (Fundación Landrú. Facebook)”.

PARA RECORDARLO POR SIEMPRE

El argentino Dante Quinterno (1909-2003) fue un extraordinario dibujante y guionista que, además, se desarrolló notablemente como empresario rural y gráfico.

Cabe recordar que en Argentina fueron varios los humoristas que también realizaron notables emprendimientos editoriales como Landrú y Divito, que se mantuvieron en el tiempo con éxitos marcados por sus respectivos trabajos innovadores.

Su larga y exitosa trayectoria laboral puso en evidencia una vez más la posibilidad de que, de vez en cuando, florezcan artistas con énfasis en el pensamiento abstracto y al mismo tiempo hombres de negocios con fuerte componente en el pensamiento concreto; naturalmente también todas las instancias intermedias de combinaciones y posibilidades de creación.

Otro ejemplo notable fue el destacado uruguayo Carlos Páez Vilaró (1923- 2014), notable artista y exitoso desarrollador urbano y constructor.

 SU OBRA

A lo largo de su carrera como empresario periodístico creó numerosas publicaciones en serie como, por caso, el voluminoso anuario “El libro de oro de Paturuzú”, que siempre fue un significativo éxito de ventas.

La tirada de 1938 tuvo dos ediciones con 180 historietas, 100 cuentos humorísticos, a 20 centavos en todo el país (Año II, N° 24), favoreciendo a los compradores de las provincias pues no se incluyó el coste de franqueo, cuestión frecuente en la época.

En ese entonces la Revista se editaba quincenalmente, con ilustraciones del destacado dibujante humorístico argentino Eduardo Carlos Ferro (1917-2011).

Fueron varios sus personajes como “Patoruzú”, (1928) “Paturizito”, el “Coronel Cañones”, “Isodorito”, etcétera; todos con marcada personalidad, delineados perfiles, roles complementarios o contrapuestos que, en el transcurso de los episodios, se mantuvieron inalterables; los ávidos lectores esperaban que fuera así ya que era parte principal de lo risible.

Comenzó difundiendo sus trabajos en el diario “Crítica” por poco tiempo y luego en “La Razón”, de Buenos Aires.

Sus publicaciones llegaron a vender 300.000 ejemplares por semana.

Cabe recordar que, a medida que transcurrieron los años, cada uno de los personajes fue creciendo en edad sin alterar para nada sus respectivas personalidades ni sus formas de comportarse.

El Patoruzú originario de Patagonia, viste un amplio poncho, a su relativo pelo largo lo sujeta con una vincha coronada por gran una pluma de ave, cuelga de la cintura un par de boleadoras, el amplio pantalón está siempre notoriamente arremangado, calzando sandalias.

Es bondadoso y ético, físicamente fuerte y siempre está dispuesto a proteger causas nobles como la defensa directa a los más débiles envueltos en problemas generados por malvados personajes.

Además, dueño de una significativa fortuna por ser un muy considerable terrateniente, aunque se comporta en forma muy sencilla y gran respeto a los demás, sin hacer alarde de sus recursos económicos y propiedades.

Es un individuo infrecuente en una sociedad donde sus contemporáneos prefieren el no te metás, práctica del engaño como viveza criolla y hasta quienes bien entrados en el Siglo XXI siguen alardeando que la trampa en el juego es mérito destacado, evasión en el cumplimiento de obligaciones, amañamiento de normas para perpetuarse en poder, etcétera.

Por caso, la perspicacia y, a veces, la inocencia producto de la bondad como cierta inexperiencia ante individuos ladinos hace que el aborigen se vea enredado en algunas situaciones negativas que siempre concluyen felizmente provocando risas.

Con cierta frecuencia su hermano menor Upa, notoriamente excedido de peso, lo acompaña, comportándose infantilmente, vistiendo de manera desprolija con un bombachón, poncho corto y calzando sandalias. En la playa, su obligada malla de baño de talle completo le dura muy poco ya que la destroza por sentirla como una armadura medieval, al grito: “¡CA-NE-JO!”. (Paturuzú. N°24, AÑO II. Página 18. Buenos Aires, Argentina. 18 de enero de 1938).

Cada una de las aventuras a veces estaba resumida en un cuadro y otras en forma de historieta llegando a cubrir varias páginas con dos o tres dibujos cada una.

Siempre son fiel reflejo de las personalidades de los personajes que, inclusive, las sobreactuaciones son motivo de risa.

Hasta en las épocas más críticas, fueron centenares de miles los ávidos lectores que, periódicamente, compraban los ejemplares relativamente económicos y excelentemente impresos, aguardándolos con expectativas, mientras los distribuían en todo el extenso país.

Isidorito, aún de adulto, mantiene siempre el diminutivo infantil posiblemente también señalando sus conductas irresponsables y siempre egocéntricas e irresponsables aunque, en definitiva, rematan las historias con finales risibles. Siempre está vestido destacadamente elegante y es mujeriego aunque lejos está de ser exitoso al respecto aunque sí perseverante.

Los relatos frecuentemente se desarrollan en un Hotel donde viven en Buenos Aires, por lo que el administrador de origen francés participa en varias oportunidades: “¡Oh, mon Dieu! ¡Ya me entegué que anduviegon entregue pistoleros!! (¡Nom d' un chien! (¡No me dejan escuchag!), “¡Oui, Monsieur Patoguzú, etcétera.

Los humorísticos modismos de Patoruzito: “Chei”, “Canejo”, “Trompeta”, “Amalaya”, “Maulas”, “Ahijuna”, etcétera, lejos estuvieron de emplearse en forma generalizada en el país.

Isidoro casi siempre emplea trajes cruzados y es un fumador empedernido.

“(Isidorito, niño de pantalones cortos, de baja estatura, permanentemente enamoradizo, paseando de la mano con una muy bella y alta mujer)

-¿Has tenido una buena idea Isidorito en invitarme a venir al Botánico! ¡Me encantan las flores!

(Frente a un macizo floral, cortando indebidamente una) -¡Yo también las admiro! ¡Y daré una flor a otra flor!

-(Un bastón golpea fuertemente la mano de Isidorito) ¡PAF! ¡Haayyy!...

-(Isidorito salta tomándose de la dolorida mano mientras saltan estrellitas, la mujer está asombrada y el guarda del Botánico vistiendo un uniforme agita el bastón) ¡Está prohibido sacar flores! ¡No seas ventajero!

-(Increpando al empleado público, como si estuviera indignado) ¡No soy ventajero! ¡Soy un niño estudioso! ¡Me gusta la botánica!

(Sorprendiendo a Isidorito, aparece una niña de su misma edad, señalando otro conjunto floral) ¡Ay, qué suerte! ¿Me dirás entonces que planta es esta?

-(Dejando azorada a la niña, Isidorito haciéndose el ofendido, se va llevando de la mano a su acompañante original) ¡Si querés aprender andá a la escuela nocturna! (expresión ofensiva) ¡Yo selecciono mis ‘alumnos”! ¡Fuera!

(Frente a otra planta con grandes flores exóticas) Raros no, Isidorito. ¿Quién no sabe por ejemplo que es una ‘dionariamuscipula”?,,,

-(En forma sobradora) ¡Pero claro que sí! Y es una hermosa planta, eh?...

-… ¡Ahora que el guardián está distraído se la arrancaré para usted!...

(La enorme flor se abalanza a la cara de Isidorito, mordiéndole la nariz)… ¡Es una planta ‘carnicera”! ¿No lo sabías? ¡Mirá lo que te ha ocurrido!

(Isodorito) ¡AAYYYY! (Estrellitas de dolor)

(El Cuidador llega corriendo).

(Isodorito, salta muy enojado, con la nariz roja, sobrevolando estrellitas de dolor) ¡Maldita suerte! ¡Maldita planta! ¡Maldito Botánico!...

-(Isodorito se va furioso, mientras el Guarda y la mujer sonríen)”. (1)

 ASÍ MISMO

Otro personaje que despertó gran interés entre los lectores es “Don Fierro. (El Chiquilín), de muy mal carácter, el sufriente empleado con una “alimaña” como Jefe, el “Ventajita” inteligente para obtener algún inesperado beneficio, de la creación del genial Oscar Blotta (Uliano) (1918-2007).

También es muy destacable por sus aportes al humor gráfico el magnífico dibujante José Luis Salinas, (1908- 1985); algunas de sus historietas se reprodujeron en 350 medios de diversos países.

Entre sus páginas, además es necesario subrayar la magnífica y polifacética trayectoria del artista plástico y dibujante humorístico italiano, radicado en Buenos Aires en 1928, que bien pueden analizarse como documentos históricos de los vicios y costumbres de sus contemporáneos conciudadanos. Su Serie: “Guardianes del orden” es memorable. (2)

Además fueron excelentes colaboradores en cuanto al humor gráfico: Adolfo Mazzone (Adolfo, Fito) (1914-2001), León Poch (Pocho, Lepó) (1913-2005), Néstor González Fossat (Neré, Tornés, Nenucho, Candil, Cimarrón, Carbónico) (1908-1989), José Luis Salinas, (1908-1985), Domingo Mirco Repetto (1915-2000), Juan Carlos Miraglia (1900-1983), Roberto Grato Bonetto (1915), Fernando Roberto Cao, José Antonio Guillermo Divito (Guillermo Divito, Willy, Cyrano) (1914-1969), Raúl Roux (1902-1960), Eduardo Ferro (Eduardo, Due, F.) (1917-2011), Germinal Lubrano (1918-2012), Eduardo Muñiz (E. M.) (1948-1983), Oscar (Blottita) Blotta (1918-2007), José Antonio Gallo (Toño, Toño Gallo, T.G.) (1919-1986), Rodolfo Claro (Mico, René Foly) (1902-1984), Onofre Guratti (1911-1989), Abel Ianiro (1919-1960) y, por caso, Ermete Meliante (Don Ermete) (1926-1967), lo que significó sin duda una gran capacidad por parte de Quinterno de reunir un equipo de colaboradores de excelencia.

La revista “Andanzas de Paturuzú” fue una de las publicaciones más longevas de Argentina: 1935-1977 habiendo editado 2.045 números.

Cabe recordar que a lo largo de los años fue variando la incorporación o no “aventuras”, “correrías”, “andanzas” o simplemente “Paturuzú”.

Este significativo proyecto editorial del Siglo XX dedicado al humor, tanto gráfico como escrito es, en cada uno de sus aportes y en conjunto, un documento principal de la historia de la gráfica argentina, de gran vigencia en el Siglo XXI.

OTRA OPINIÓN

“(Clemente) Montag (Busu) (1958) en algún momento hizo las tapas de las viñetas más leídas en los años 70. Por aquellos años, era la fiesta esperar la salida de aquellas tiras, ante las que un apasionado público de todas las edades se rendía. (...)

En el fragor de los talleres de imprenta, las historietas tenían algo de pan caliente.

El drama también era que los dibujos no se firmaban. Muchos de los dibujos de Isidoro, salidos de la pluma de Montag, se mezclaban con los de otros grandes dibujantes del estudio. Y como Montag no tenía firma, un día partió al estudio de García Ferré, en busca de Hijitus, Aletino y Floripí La Brujadita.

Discontinuadas hace tiempo, detalles de aquellas tiras solo se consiguen en librerías de viejos. Y quizá, en fragmentos, en algún blog. Todo esto lo recuerda el propio Montag mientras pasea a su perra Frida. Por Chacarita, a pocas cuadras de donde, por aquellos años, también vivía Mariano Juliá, uno de los guionistas de Isidoro.

Durante décadas, miles de argentinos esperaban con ansias la llegada a los kioscos de Patoruzú (1936-1977), Patoruzito (1945-1963) o Locuras de Isidoro (1968-1976).

El precio de cada número de 24 páginas siempre fue relativamente accesible para los centenares de miles de entusiastas que los adquirían asiduamente y que lo leían con avidez por lo menos cuatro personas por ejemplar. (20 centavos).

Con palabras misteriosas adentro –‘carcamán’, ‘pelafustán’, ‘tunante’, ‘badulaque’, ‘gandul’–, venían con tapas a color recubriendo un inmensurable mundo en blanco y negro”. (3)

 EN FIN

Es dable tener presente que las historietas son relatos gráficos de variable extensión, casi siempre con textos explicativos o expresiones de los personajes.

En una época se agregaron notables expresiones puntualizando ruidos, gritos, etcétera, casi siempre considerados como poco acordes al resto de la redacción.

También son clasificados por grupos etarios de sus lectores.

En algunos países a las historietas se las denomina comic, cartoons, monos, bande dessinée (tiras dibujadas), fumetti (nubecillas), etcétera.

Las aún enigmáticas historias relatadas en algunas cuevas ancestrales, las bellas secuencias que perduran de la antigua Mesopotamia egipcia, etcétera, nos indican el interés humano por los relatos gráficos para sí y para la posteridad.

Los extraordinarios multicolores vitrales de las basílicas e iglesias medievales narran, hasta nuestros días, historias verídicas y fantasiosas en ordenadas secuencias.

Al respecto sumamos los bellísimos tapices franceses de esa época, como los extensos y bellísimos bordado de Bayeux (Anguers).

Hace décadas la informática contribuye en mucho al desarrollo de innovadoras posibilidades de creación y difusión.

En definitiva, el prolífico periodista y escritor español Ramón Gómez de la Serna (1888-1963) apuntó: “En el humorista se mezclan el excéntrico, el payaso y el hombre triste, que los contempla a los dos. Casi no se trata de un género literario sino de un género de vida, o, mejor dicho: de una actitud ante la vida”.

 

REFERENCIAS

1) Correrías de Paturuzito. N° 143. Editorial Dante Quinterno. Buenos Aires, Argentina. 9 de agosto de 1940.

2) Paturuzú. N° 444. Buenos Aires, Argentina. 18 de marzo de 1946.

3) Mendoza, Juan. Locuras de un mundo perdido. Clarín. Buenos Aires, Argentina. 23 de julio de 2024.

 

 

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DANTE RAÚL QUINTERNO

By Alejandro Rojo Vivot

 

“The perception of the comic is a bond among men.”
Ralph Waldo Emerson (1803–1882)

 

Biographical knowledge of those who contributed to Humor through their creations is valuable—many of these works outlived their authors, transformed into characters with lives of their own, beyond their origins in fictional constructs.
In other cases, quite often, proper names or pseudonyms remain closely tied to the fictional nicknames: Mafalda and Quino, Don Quixote and Cervantes, Condorito and Pepo, and so on.

DELVING DEEPER

Universal Humor—as well as local and regional—represents the convergence of many intelligences placed at the service of laughter and of Humanity as a whole.
Sometimes it contains political components, while in other cases it focuses on social criticism; frequently, both.
Dictators and political sorcerer’s apprentices, who impose dogmatic thinking, know very well that intelligent humor is little harmed by their authoritarian blows. A clear example is the closure of the magnificent Revista Tía Vicenta in Argentina:

“On July 17, 1966, the de facto president Juan Carlos Onganía, offended at being caricatured as a walrus with a mustache on the cover of issue Nº 369 of Tía Vicenta, threatened to shut down the magazine.
Faced with this situation, the management of Editorial Haynes—publisher of the newspaper El Mundo and of Tía Vicenta—summoned Landrú to inform him of the serious problem on the table.
Onganía intended to close the magazine, and the Minister of the Interior, Martínez Paz, wanted a prior meeting with Landrú. Accompanied by the executives of the publishing house, Landrú went to meet the minister, who opened the meeting by saying: ‘The President doesn’t like Tía Vicenta.’
‘Ah!’—Landrú replied—‘I thought the problem was more serious. If the President doesn’t like the magazine, he just shouldn’t buy it.’
A few days later, Onganía shut down Tía Vicenta, putting an end to the golden decade of Argentine political humor.” (Fundación Landrú, Facebook)

TO BE REMEMBERED FOREVER

The Argentine Dante Quinterno (1909–2003) was an extraordinary cartoonist and scriptwriter who also stood out notably as a rural and publishing entrepreneur.
It is worth recalling that in Argentina several humorists also carried out remarkable publishing ventures—such as Landrú and Divito—who remained successful over time through their respective innovative work.
His long and successful professional career once again made clear the possibility that, from time to time, artists emerge with a focus on abstract thought while simultaneously being businessmen with a strong component of concrete thinking; naturally, also all the intermediate instances of combinations and creative possibilities.
Another notable example was the distinguished Uruguayan Carlos Páez Vilaró (1923–2014), a remarkable artist and successful urban developer and builder.

HIS WORK

Throughout his career as a publishing entrepreneur, he created numerous serial publications, such as the voluminous yearbook El libro de oro de Patoruzú, which was always a significant sales success.
The 1938 edition had two print runs with 180 comic strips, 100 humorous short stories, sold at 20 cents nationwide (Year II, Nº 24), benefiting provincial buyers as no postage costs were included—a common issue at the time.
Back then, the magazine was published biweekly, with illustrations by the distinguished Argentine cartoonist Eduardo Carlos Ferro (1917–2011).

Among his many characters were Patoruzú (1928), Paturuzito, Coronel Cañones, Isidorito, etc.—all with distinctive personalities, well-defined profiles, and complementary or opposing roles that remained unchanged throughout the episodes; eager readers expected this consistency, as it was an essential part of what made them laugh.
He first began publishing his works briefly in the newspaper Crítica and then in La Razón, in Buenos Aires.
His publications reached sales of 300,000 copies per week.

It is worth noting that, as the years went by, each of the characters aged without altering their respective personalities or behaviors in the slightest.

The original Patoruzú from Patagonia wears a large poncho, ties his relatively long hair with a headband topped by a large feather, carries a pair of boleadoras at his waist, his wide pants are always noticeably rolled up, and he wears sandals.
He is kind and ethical, physically strong, and always willing to protect noble causes such as directly defending the weakest from troubles caused by villainous characters.
Additionally, he is the owner of a significant fortune as a large landowner, though he behaves in a simple manner and with great respect for others, never flaunting his economic resources and properties.

He is an uncommon individual in a society where his contemporaries prefer “don’t get involved,” the practice of deceit as viveza criolla, and even those who, well into the 21st century, continue to boast that cheating in games is a merit, dodging obligations, manipulating rules to perpetuate themselves in power, and so on.

His sharpness and, at times, innocence—born of his kindness and a certain naivety when faced with cunning individuals—often lead him into negative situations that always conclude happily, provoking laughter.

Quite often, he is accompanied by his younger brother Upa, who is notably overweight, behaves childishly, dresses sloppily in oversized trousers, a short poncho, and sandals. At the beach, his obligatory full-size swimsuit lasts very little, as he tears it apart feeling it like a medieval suit of armor, shouting: “¡CA-NE-JO!” (Patoruzú, Nº 24, Year II, p. 18, Buenos Aires, Argentina, January 18, 1938).

Each adventure was sometimes summarized in a single panel, while others took the form of comic strips spanning several pages with two or three drawings each.
They always faithfully reflected the personalities of the characters, and even their exaggerations became a source of laughter.

Even during the most critical times, hundreds of thousands of eager readers regularly bought the relatively inexpensive, excellently printed issues, awaiting them with anticipation as they were distributed throughout the vast country.

Isidorito, even as an adult, always kept the childish diminutive—possibly also signaling his irresponsible, egocentric behavior which, in the end, wrapped up the stories with humorous conclusions. He is always dressed elegantly, is a womanizer (though far from successful), yet perseverant.
The stories often take place in a hotel in Buenos Aires where he lives, so the French-born manager appears on several occasions: “Oh, mon Dieu! I discoveged that gunmen wewe hewe!! (Nom d’un chien! They won’t let me west!) Oui, Monsieur Patoguzú, etc.”

The humorous expressions of Patoruzito—“Chei,” “Canejo,” “Trompeta,” “Amalaya,” “Maulas,” “Ahijuna,” etc.—were far from being widely adopted in the country.
Isidoro almost always wears double-breasted suits and is a heavy smoker.

(Isidorito, a short boy in shorts, permanently falling in love, strolling hand-in-hand with a very tall, beautiful woman)
—“It was such a good idea, Isidorito, to invite me to the Botanical Garden! I love flowers!”
(In front of a flowerbed, improperly cutting one) —“I admire them too! And I’ll give a flower to another flower!”
(A cane hits Isidorito’s hand hard) SMACK! —“Ouchhh!”
(Isidorito jumps, holding his aching hand, stars floating around him; the woman is surprised, while the park guard in uniform shakes his cane) —“It’s forbidden to pick flowers! Don’t be so opportunistic!”
(Scolding the public employee, feigning indignation) —“I’m not opportunistic! I’m a studious child! I love botany!”
(Suddenly, a girl his age appears, pointing to another flowerbed) —“Oh, how lucky! Then will you tell me what plant this is?”
(Leaving the girl astonished, Isidorito, pretending to be offended, walks away holding the hand of his original companion) —“If you want to learn, go to night school! I choose my ‘students.’ Out!”
(In front of another plant with large exotic flowers) —“Not rare, Isidorito. Who doesn’t know that this is a Dionaea muscipula?”
(Boastfully) —“Of course I know! And it’s a beautiful plant, eh?”
—“…Now that the guard is distracted, I’ll pick it for you!…”
(The huge flower lunges at Isidorito’s face, biting his nose) —“It’s a carnivorous plant! Didn’t you know? Look what happened to you!”
(Isidorito) —“Ouchhhh!” (Stars of pain)
(The guard comes running)
(Isidorito, furious, his nose red, jumping with stars of pain around him) —“Cursed luck! Cursed plant! Cursed Botanical Garden!…”
(Isidorito storms off angrily, while the guard and the woman smile). (1)

ANOTHER VIEW

“(Clemente) Montag (Busu) (1958) at one time drew the covers for the most-read comic strips in the 1970s. In those years, it was a celebration to wait for the release of those strips, to which an enthusiastic audience of all ages surrendered. (…)
In the heat of the printing workshops, the comic strips were like hot bread. The problem also was that the drawings were not signed. Many of Isidoro’s drawings, produced from Montag’s pen, were mixed with those of other great studio artists. And since Montag had no signature, one day he left for García Ferré’s studio in search of Hijitus, Aletino and Floripí La Brujadita. Discontinued long ago, details of those strips are only found in old bookshops. And perhaps, in fragments, on some blog. Montag himself remembers all this while walking his dog Frida. Through Chacarita, a few blocks from where, in those years, Mariano Juliá —one of Isidoro’s writers— also lived.
For decades, thousands of Argentines eagerly awaited the arrival at newsstands of Patoruzú (1936–1977), Patoruzito (1945–1963) or Locuras de Isidoro (1968–1976). The price of each 24-page issue was always relatively affordable for the hundreds of thousands of enthusiasts who bought them regularly and who, on average, four people read each copy. (20 cents).
With mysterious words inside — ‘carcamán’, ‘pelafustán’, ‘tunante’, ‘badulaque’, ‘gandul’ — they came with color covers cloaking an immeasurable world in black and white.” (3)

 

IN SUM

It should be kept in mind that comic strips are graphic narratives of variable length, almost always accompanied by explanatory texts or characters’ spoken expressions.
At one time notable graphic cues were added to indicate noises, shouts, etc., often considered somewhat at odds with the rest of the layout.
They are also classified by the age groups of their readers. In some countries comics are called comic, cartoons, monos, bande dessinée (drawn strips), fumetti (little clouds), etc.
The still mysterious stories told in some ancestral caves, the beautiful sequences that endure from ancient Mesopotamia and Egypt, etc., show us human interest in graphic narratives for themselves and for posterity.
The extraordinary multicolored stained-glass windows of medieval basilicas and churches still narrate true and fanciful stories today in ordered sequences.
We may add the beautiful French tapestries of that era, such as the extensive and splendid Bayeux embroidery (Angers).
For decades, computing has greatly contributed to the development of innovative possibilities for creation and dissemination.
Ultimately, the prolific Spanish journalist and writer Ramón Gómez de la Serna (1888–1963) noted: “In the humorist the eccentric, the clown and the sad man are mixed, the latter watching the other two. It is hardly a literary genre but rather a way of life, or, better said: an attitude toward life.”

 

 

REFERENCES

  1. Correrías de Paturuzito. No. 143. Editorial Dante Quinterno. Buenos Aires, Argentina. August 9, 1940.
  2. Paturuzú. No. 444. Buenos Aires, Argentina. March 18, 1946.
  3. Mendoza, Juan. “Locuras de un mundo perdido.” Clarín. Buenos Aires, Argentina. July 23, 2024.

 

(This text has been translated into English by ChatGPT)

Copyright © Alejandro Rojo Vivot. Publicado en Humor Sapiens con el permiso de su autor. Reservados todos los derechos.