
La risa, habitualmente asociada al bienestar, puede convertirse en una señal de alarma cuando surge en contextos inusuales o siniestros. Desde un payaso en la oscuridad hasta una carcajada digital, el cerebro humano reacciona con desconfianza.
De acuerdo con Muy Interesante, este fenómeno tiene raíces profundas en la forma en que interpretamos emociones y expectativas sociales.
Según un estudio publicado en ScienceDirect, los estímulos inesperados, como una risa en un contexto inapropiado, pueden activar la amígdala, una estructura clave del cerebro involucrada en el procesamiento emocional. Este efecto genera una respuesta de desconfianza, ya que se interpreta la incongruencia entre la risa y el contexto como una señal de alerta.
Margee Kerr, socióloga de la Universidad de Pittsburgh y experta en el estudio del terror, explica que el miedo aparece cuando se rompe una expectativa: “Nos asustamos cuando sucede algo que no esperábamos”. Esa disonancia entre lo esperado y lo real es clave en la reacción negativa que genera una risa fuera de lugar.
Según un estudio publicado en Brain - Oxford Academic, esta incongruencia genera una activación en la corteza prefrontal medial, responsable de regular las emociones y detectar incoherencias, lo que genera una respuesta de alerta ante estímulos inesperados, como una risa fuera de lugar.
En la cultura occidental, la risa suele vincularse a emociones positivas. No obstante, cuando se produce en un contexto de amenaza o violencia, el cerebro percibe una incongruencia.
“Cuando algo relacionado con la inocencia se trastoca y adquiere un tono siniestro, lo interpretamos como una señal de peligro”, indica Kerr. La reacción es aún más fuerte si quien ríe lo hace tras cometer un acto negativo. “Una persona no debería reírse por hacer algo malo... eso nos hace desconfiar”, añade. (Fuente: infobae.com),
"Crear, pensar y vivir con humor".