Cuando pensamos en Holanda, inmediatamente pensamos en los pólderes con sus plantaciones de tulipanes, la lucha contra el mar por ganar terreno, los molinos, los grandes pintores como Hieronymus Bosch, Franz Hals, Rembrandt, Van Dyck, Van Gogh... pero también pensamos en una tierra de libertades donde nuestros judíos sefaradíes se refugiaban cuando huían de la inquisición, donde se cultivan «hierbas», donde hay calles rojas con grandes ventanas mostrando, al natural, las Marias Ritas, las Marijuanas… las pin-ups convidativas (o no). Hablando de pin-ups, me acordé de Ed van der Linden. Sé que en el campo del humor, al menos desde el pionero Willem Bilderdijk (1756-1891), muchos artistas se han destacado. La Feco (Federación Europea de Dibujantes), por ejemplo, tuvo como uno de sus creadores al dibujante Peter Nieuwendijk. O Willem Holltrop, el que no fue asesinado en la redacción de Charlie Hebdo por llegar tarde. Jan Op de Beeck es uno de los mejores caricaturistas del mundo. Willem Rasing es un extraordinario humorista del absurdo fotográfico, pero ellos no son expertos en pin-up. Hoy me apetecía hablar de humor machista, ese estereotipo de las curvas femeninas y Ed van der Linden es un buen ejemplo de este género creativo. Es un ilustrador/dibujante que se destaca por surcar las olas de la feminidad con trabajos publicados en las revistas holandesas Eppo y Strip Glossy, y en álbumes de arte como Inktober, Monstober, Drawlloween, Mermay.
¿Por qué esta opción temática o lingüística? «Toda mi vida tracé en la línea del humor, donde habita el erotismo, es decir, la mujer siempre ha estado presente en mis gags o tebeos cortos».
Pero en un momento en que las feministas hacen que el mundo sea más susceptible al machismo, ¿cómo puede sobrevivir el humor masculino? «Simplemente seguir haciendo lo que hacemos. Hoy, lamentablemente, la gente se ofende muy rápidamente. No se trata realmente del tema en sí, sino por sentirse importante. La persona necesita sentirse poderosa y cuando se siente ofendida ha ganado importancia en el entorno que le rodea y, de esta forma, se siente relevante».
¿Siguen de moda las pin-ups o son políticamente incorrectas? “Creo que es de todos los tiempos. Todavía hay mucha gente que disfruta de los dibujos con espíritu erótico, con pin-ups. Tengo muchas fans femeninas. Entre mis fans también hay muchas mujeres musulmanas, gente libre, de mente abierta».
Holanda es conocida por ser un país de libertades, principalmente sexuales. «I¡¡¡Era!!!! En los últimos años, Holanda se ha vuelto más puritana. Todo sigue siendo posiblemente aceptable, pero, por ejemplo, ya no se hace topless, o al menos no tan abiertamente. Cada vez hay menos tolerancia para ciertas libertades».
¿Qué diferencia al humor holandés del resto del mundo? «En Holanda las autoridades (policía, política y realeza) son importantes pero no tenemos miedo de criticarlas. Vale todo. Podemos cambiar entre humor y cosas serias de inmediato. Para que podamos hacer una broma durante una reunión seria y continuar con el negocio. No nos ofendemos fácilmente con el humor. Excepto algunos fundamentalistas».
Holanda y el absurdo
La originalidad, hoy en día, es algo difícil de lograr, porque, nos guste o no, ya está todo hecho, y sólo podemos presentar interesantes evoluciones de la idea de la obra madre, aun cuando no no lo sé La recreación no es plagio, aun cuando a primera vista parezcan similares. En el universo de la historieta hay un grupo de fundamentalistas que no se ponen de acuerdo y crearon una asociación/revista “Similiar” para denunciar todas las obras que consideran similares y por lo tanto criminales por plagio de derechos de autor. Naturalmente, habrá mucho material porque incluso las obras de estos autores son similares a creaciones mucho más antiguas. Quien utiliza al 100% los originales de otros, pero en una recreación original, fantástica, es Willem Rasing (holandés). Inspirada en el universo rembrandtdiano con un toque de Bosh y Bruegel, viaja entre el humor onírico y el surrealismo. es 100% original? Por supuesto que no, porque sus ensamblajes, fotomontajes, ya son una técnica antigua, pero logra sorprendernos con su creatividad, con su humor absurdo.
Willem, ¿cómo empezaste este divertido viaje? «A través de la frustración. Cuando terminé la Academia de Bellas Artes y me estaba preparando para ser profesor (en 1984), tuve una crisis nerviosa. De repente me encontré perdido en Ámsterdam, en el centro de una ciudad conocida por la tolerancia, el barrio de los faroles rojos, las cafeterías. Un café-hotel se convirtió en el centro de mi universo, donde exhibía mi obra y la de otros artistas, lo que me hizo conocer a muchas personas y formas de vida. Nunca usé drogas, pero bebí mucho, lo cual era normal en ese ambiente. El alcohol relaja a las personas, desinhibe comportamientos, formas de pensar, sentido del humor.
En los 90 quería desconectar del llamado «arte serio». Frustrado con la vida, me di cuenta de su dualidad, lo que me hizo intentar dibujar el humor. De hecho, durante varios años fui miembro de la Sociedad de Dibujantes Holandeses “De Tulp”, pero no estuve activo. Poco a poco comencé a participar en festivales por todo el mundo, pero sin grandes resultados. Esto me hizo tomar conciencia de la dificultad de crear humor en una obra de arte. Fanático del pintor holandés Rembrandt, comencé a hacer collages y caricaturas con y sobre su obra. Lo más destacado de esta serie fue mi versión de "Round" de Rembrandt, titulada "Willem's Nightmare". Un dibujo a lápiz sobre lienzo, de unos 4 metros cuadrados, que contiene 511 retratos de amigos. Me tomó un año y medio terminarlo. Mientras tanto, comencé a informatizar, conquistando una herramienta que vino a facilitar mi vena creativa. Por su parte, internet me ha ayudado a recopilar imágenes interesantes y hacer collages con ellas. Hoy empiezo mi jornada laboral intentando crear mi ilustración cotidiana basándome en la realidad o dentro de una temática concreta. Usar elementos fotográficos realistas y ponerlos en collages hace que el resultado final sea más surrealista y, a veces, tal vez aterrador, pero divertido, espero».
Es precisamente esta faceta paródica de mezclas y recreaciones absurdas la que te hace «original», caminando en un universo del absurdo poco explorado entre los dibujantes contemporáneos. ¿Estás consciente de esto? «Tengo que confesar que, lamentablemente, trabajar de esta manera tiene algo que ver con mi pereza. Hoy en día es muy fácil hacer algo. Debo ser honesto: un dibujo a mano o una pintura es mucho más interesante y natural que un trabajo de computadora. Si soy dibujante o no, no lo sé. Creo que el juicio está en el ojo del espectador. Todavía no me siento como uno, a pesar del éxito que he tenido porque a lo largo de los años he ganado varios premios nacionales e internacionales y también he tenido exposiciones en el extranjero.
Sigo siendo miembro de la Organización Holandesa de Dibujos Animados, pero como la mayoría de los artistas son extremadamente individualistas, hay muy poco contacto personal entre ellos. Mientras tanto, también me convertí en presidente de FECO-Holanda, ya que tengo un contacto muy regular con mi amigo y fundador de FECO - Organización Internacional de la Historieta, Peter Nieuwendijk. Holanda es un país muy pequeño, por lo que hay muy pocos dibujantes que puedan ganarse la vida dibujando humor. El caricaturista político más conocido aquí, e internacionalmente, es Joep Bertrams».
¿Qué es para ti el humor, ya que no sigues la línea fácil del chiste, sino las incongruencias del pensamiento humorístico? «El humor es algo personal. La mía, creo, se basa en la frustración. La vida está en constante cambio, estamos muy influenciados por la comunicación, nos lavan el cerebro en internet y a veces es difícil ver qué es normal y qué no. La caricatura resulta ser una boya, incluso puede mostrarnos el espejo donde podemos vernos a nosotros mismos, y nuestra absurda sociedad y vida. En 2017 tuve un derrame cerebral grave y pintar se volvió mucho más difícil y agotador, así que me alegro de poder seguir creando algo en mi ordenador».
Ed van der Linden
Willem Rasing
