Curiosidades

Hace tiempo los duelos de ridículo eran prácticas establecidas entre los esquimales de Groenlandia.

El educador Richard Mulcaster (1530-1611) recomendaba la risa moderada como “ejercicio” que podía utilizarse en beneficio de sus alumnos.

(Richard Mulcaster, Positions. Londres: Henry Barnard y R. H. Quick, 1887, p 64 y 65).

Los niños ríen más que los adultos. Durante un día los niños se ríen o sonríen 300 veces y los adultos 80 como promedio.

Los doctores-payasos de los indios ojibway reciben el nombre de windigokan.

Tradicionalmente su hilaridad es tan completa que se extiende, incluso, a su conducta cuando deben curar a un enfermo.

Un tipo de risa aberrante se encuentra en tres desórdenes neurológicos: parálisis pseudobulbar, esclerosis lateral amiotrófica y esclerosis múltiple.

Los ataques de risas repentinos e incontrolados son un rasgo tan típico de parálisis pseudobulbar que en un tiempo se llamó “enfermedad de la risa”.

El kuru es una enfermedad confinada a unas zonas altas de Nueva Guinea, donde sólo se produce entre los miembros de la tribu fore.

El kuru se inicia con temblores y falta de coordinación y progresa invariablemente hasta producir la muerte. Por eso se conoce “muerte de risa”.

(D.C. Gajducek y V. Zigas, Kuru, American Journal of Medicine, No. 26, 1959, p 442).

Saint-Foix dice que los hermanos de Moravia, era una secta de anabaptistas, los cuales sentían un horror profundo por el derramamiento de sangre.

Pero por extraño que parezca, ejecutaban a sus hermanos condenados, haciéndoles reír mediante cosquillas, hasta provocarles la muerte”.

(Macdonald Critchley, Periodic Hypersomnia and Megaphagia in Adolescent Males. Brain, p. 85. Diciembre, 1962).

En una ocasión, en medio de un Consejo, a uno de los asistentes se le ocurrió una idea alegre que no pudo reprimir.

El fisiólogo norteamericano Walter Cannon cuenta la historia de un hombre que comenzó a reír una mañana a las once y no pudo dejar de hacerlo hasta las cuatro de la tarde.

Era una risa histérica.

Las personas muy tímidas observan incidentalmente que tienen miedo a que los demás se rían de ellos.

Incluso pueden rastrear su timidez a una primera época de su vida en la que se rieron de ellos, y la relacionan con dolorosos recuerdos infantiles”. Esto lo afirma el Dr.Raymond A. Moody, Jr.