No está del todo claro si reírse de preguntas serias ayuda a los líderes a ganarse la confianza de quienes los observan, ya sea su equipo durante una reunión, los empleados o los inversores en una conferencia.
Esto se debe a que la gente no sólo es testigo de la risa del líder. También observan las reacciones del interlocutor.
Cuando la risa del líder es compartida por los interlocutores, quienes observan el intercambio perciben al líder como más cálido y accesible, lo que puede reforzar su legitimidad y eficacia. Pero si los interlocutores no comparten la risa del director general (por el contrario, si mantienen una expresión neutra), la risa puede ser contraproducente y hacer que el director general parezca menos eficaz e inaccesible.
Así se desprende de una investigación que acaba de publicar en el Journal of Applied Psychology un equipo de investigadores de Australia, que realizaron nueve estudios en los que participaron más de 2.000 adultos.
Los investigadores pidieron a los participantes que recuerden una interacción reciente en la que un líder de su empresa responda una pregunta crítica con una carcajada. En otras etapas del estudio, los participantes vieron vídeos con distintos escenarios de risas y respuestas o reflexionaron sobre situaciones imaginarias. Después, valoraron la eficacia del líder e indicaron si estarían dispuestos a plantearle problemas graves.
La hipótesis de que la gente confía en los líderes cuya risa suscita una respuesta similar en su interlocutor puede remontarse a un hallazgo anterior: tales intercambios podrían señalar sentimientos positivos entre las personas implicadas.
Tal vez por eso estos intercambios desencadenan comportamientos de resolución de problemas y dejan a la gente más satisfecha, como descubrieron investigadores de la Universidad Libre de Ámsterdam y la Universidad de Nebraska en Omaha tras analizar los patrones de humor de más de 50 reuniones de equipos organizativos.
David Cheng, autor principal del estudio australiano, fue consultado sobre si la raza o el género del líder tienen influencia en la percepción de los trabajadores, y aclaró: "No analizamos la raza, así que no puedo hablar de eso. En cuanto al género, no encontramos ninguna diferencia. Si el líder era hombre o mujer o si la persona que percibía al líder era hombre o mujer, no parecía cambiar el resultado".
Otras investigaciones sobre el humor sugieren que los hombres son más penalizados que las mujeres cuando fallan en el humor. Las mujeres se benefician de ser vistas estereotípicamente como cálidas y atentas, lo que las protege de los errores humorísticos. En cambio, los hombres cuyos chistes no salen bien tienden a ser vistos como más egoístas y con menos conciencia social, según los autores de un estudio realizado con 5.400 participantes.
Las pruebas obtenidas en nueve muestras diferentes (incluido el contexto simulado de una actividad de creación de equipos en una empresa y de una presentación en un congreso profesional) refuerzan sus argumentos. (forbesargentina.com).
Desde aquí les enviamos nuestras buenas vibras, deseándoles el mayor de los éxitos.
"Crear, pensar y vivir con humor".