Investigaciones científicas

Para buscar pareja es mejor ser divertido que listo

Una investigación realizada por la Universidad de Zurich reveló que ser alegre y juguetón es más importante que el ser amable, inteligente o tener un buen sentido del humor para hombres y mujeres. Además, las personas juguetonas buscan parejas con sentido del humor, actitud relajada y alto grado de creatividad. Los investigadores describen a las personas juguetonas como aquellas que disfrutan las bromas, los juegos de palabras y la espontaneidad, toman las cosas a la ligera y tienen una actitud despreocupada.

Emociones positivas y negativas

Un ejemplo de cómo puede influir las emociones positivas sobre la persona, viene expuesta en una editorial de la revista Mayo Clinic Proceedings. El trabajo firmado por Maruta, Colligan, Malinchoc y Offord (2000), autores que tras examinar las historias médicas de 839 individuos en las que se incluían test de personalidad, trazan la hipótesis de que afrontar la vida con optimismo permite alcanzar mayor longevidad.

Los animales ríen

Nicholas Dodman, investigador de la Escuela de Veterinaria Cummings Massachusetts, asegura que los animales comprenden con claridad, que los mamíferos experimentan emociones primarias como el miedo, la tristeza, la ira y la felicidad, y hasta emociones secundarias como los celos y la vergüenza

Dodman dice que los perros hasta tienen sentido del humor y se ríen con una especie de chiflido. El científico describe un estudio que examina como la grabación de este sonido logra calmar a los perros recluidos en un refugios para animales.

En cosquillas, alegría y burla, la risa es distinta

Una nueva investigación descubrió que los diferentes tipos de risas hacen que nuestro cerebro reaccione de diferente manera.

Los científicos de la Universidad de Tubingen, Alemania, que investigan la percepción de la risa, encontraron las partes de nuestro cerebro sensibles a las reacciones de una risa de alegría o de burla, así lo publica The Daily Mail.

Sin embargo, las regiones de nuestro cerebro que son más sensibles a registrar los sonidos más complejos, reaccionan más a la risa del "cosquilleo".

Risa y mapa cerebral

Estudios ubican la zona del cerebro para la risa. Vinod Goel, de la Universidad de Alberdeen, en Estados Unidos, y Ray Dolan, del Instituto de Neurología de Londres, publicaron en Nature Neuroscience una investigación sobre este rincón cerebral: se trata del córtex prefrontal medial, detrás de nuestra frente.

No todas las risas son iguales: humor vs cosquillas

Los psicólogos Christine Harris y Nicholas Christenfeld realizaron un experimento de alteración de roles y estimulación inducida (armaron dos grupos de estudiantes: a unos les pasaron películas cómicas, a los otros no; después expusieron a todos a las cosquillas. Así, mostraron que la risa por cosquillas no refleja el mismo estado mental que la risa originada por la comicidad. Harris determinó, además, que las axilas son las partes más sensibles a las cosquillas, y le siguen cintura, costillas, pies y rodillas.

La connotación social de la risa

A veces se ríe tu compañero del trabajo o de salón, y luego el otro y el otro y así se inicia una contagiosa epidemia. Esto tiene una explicación científica. Investigadores ingleses encontraron evidencia del contagioso “virus” de la risa. De forma similar a como lo manifiesta el neurólogo Robert Provine, el cerebro es un “ente” sociable y responde con una sonrisa a las carcajadas de otro.

La risa enriquece las reuniones de trabajo

Las reuniones divertidas conducen a una mejor comunicación y a nuevas ideas, según un estudio de la Universidad de Amsterdam y la Universidad de Nebraska en Omaha.

Nale Lehmann-Willenbrock, autor principal del estudio, y su equipo observaron 54 vídeos grabados de reuniones de empleados en dos empresas alemanas. Estas reuniones mensuales fueron organizadas por los equipos dentro de la organización y sus supervisores generalmente no estaban presentes.

Los perros saben de buen humor

Por primera vez se comprueba científicamente que el perro es capaz de distinguir cuando los humanos están de buen humor o mal humor, a través de gestos de la cara de las personas, de acuerdo con un estudio publicado en la revista Current Biology.

En este estudio se entrenó a los perros para discriminar entre imágenes de la misma persona con expresiones faciales de emociones negativas y positivas.