PP: ¿Le gusta que le hagan entrevistas?
Juan Padrón: Si son con chispa, sí. Muchas veces me piden contestar planteamientos de alto vuelo intelectual, o boberías como eso de preguntarle a un visitante qué le parece Cuba.
PP: En este año 2015, ¿cómo ve el estado actual del humor en el país donde vive, en televisión, radio, teatro, literatura y gráfica?
Juan Padrón: En realidad no sigo el humor que se hace ahora, porque muy pocas veces me hace gracia. Antes, seguía a los maestros como Marcos Behemaras, Núñez Rodríguez, y Héctor Zumbado. No se han vuelto a dar gente como ellos, de nivel internacional, sobre todo como Zumbado. Eran muy criollos pero se notaba que su cultura era muy fuerte, y se reflejaba en sus trabajos.
PP: En varios países de América Latina se dice: "Mi país es un pueblo de humoristas", "en mi país, tú mueves una piedra y sale un humorista", etc. ¿En el país donde vive se dice lo mismo?
Juan Padrón: En muchos países latinoamericanos hay buen humor, producen piezas muy ocurrentes y de gran calidad. Coincido con Virulo en la teoría de que en Cuba hay un sentido del humor generalizado, pero de puro y duro choteo cubano. Mira publicaciones de humor, programas de televisión, radio, lo que quieras, y verás que si no eres cubano, o no comprendes el código del cubaneo, no entenderás ni papa, nananina. Quino me comentaba que era raro que hubiera tanto buen dibujante aquí, y sin embargo casi ninguno hacía humor para un público internacional. También muchos humoristas parecen no distinguir cuando hacen cosas de mal gusto y cuando no.
PP: ¿Es verdad la acuñada frase: "Es más fácil hacer llorar que hacer reír”?
Juan Padrón: Creo que sí. El humor es cosa seria y se necesita, aparte de una fuerte dramaturgia, un sentido del timing, y un toque especial, como en el chiste de los presos con los chistes numerados.
PP: ¿Cuándo decidió hacerse humorista?
Juan Padrón: De niño dibujaba historietas, pero como no se me daba bien la figura humana, me pasé a las caricaturas. Leía muchas revistas de humor. Según mi familia, era un bofe, siempre haciendo chistes pesados, tratando de mostrar qué era simpático. Repetía dicharachos. Mi abuelo Horacio me dijo: Oye, la primera vez es chiste, la segunda, no. Eso lo vine a entender muchos años después.
PP: ¿El humorista nace o se hace?
Juan Padrón: Creo que nace. Cuando juegas de niño, y te pones a inclinar los carritos de juguete para que patinen de lado en las curvas, o los pones más lentos al saltar por los aires, o haces tus efectos de sonido, es que te fijas en esas cosas de las películas o los animados, las quieres imitar. Los niños que serán contables o burócratas, no mueven con onda los carritos, les da igual. No se ponen para eso. Lo mismo pasa con los humoristas, empiezan a imitar a otros humoristas, le van tomando el pulso a la cosa. Pero naces para eso, seguro.
PP: ¿Cuál ha sido el mejor y el peor momento de su carrera hasta el día de hoy?
Juan Padrón: Muchos momentos, porque hay mucho iluminado que quiere censurar el humor. Debe ser porque no lo tienen. Y buenos con el público.
Un momento malo: cuando me dijeron que Vampiros en La Habana estaba fustete, que no era lo que esperaban de mí, que no tendría conferencia de prensa ni estreno.
Uno bueno: cuando la misma película rompió record de taquilla en el primer mes de exhibición y se vendió en todo el mundo.
PP: Como profesional del humor, ¿se ríe fácil? ¿Con qué tipo de chistes?
Juan Padrón: Creo que me río bastante…. Sí, me ha gustado mucho Cuba.
PP: Alguna anécdota relacionada con su profesión.
Juan Padrón: Una madrugada, en La Pelota, esperando la confronta, se me apareció un flaco muy flaco, patilludo, con gorra, y me dijo: Rey del Mundo, regálame un ssigarrito ahí, Rey del Mundo.
Años después, lo dibujé en Vampiros en La Habana.
PP: ¿Con cuáles colegas se identifica?
Juan Padrón: Me gustan los chistes de Manuel y Ares.
PP: ¿Qué me aconseja a mí como humorista?
Juan Padrón: A mí me vino bien leer a Ramón Mesa, Miguel de Marcos, estudiar las revistas Karikatos, The New Yorker, Zig-Zag, El Pitirre… ir atrás, y ver qué hacían otros humoristas cubanos cuando uno era todavía una ñinguita en el hiberespacio, o cuando empezaba a garabatear. Coincido con Zumbado en que hay que estudiar la historia de tu oficio. Meter rigor, esto se cosa seria, tú.


