Entrevistas a humoristas

Entrevista a Jorge L. Sánchez

PP: ¿Le gusta que le hagan entrevistas?

JORGE: No, sobre todo si no sé si las van a publicar o si van a manipular lo que digo. Una vez me preguntaron en una entrevista si yo era partidario del uso de animales vivos en los circos y yo respondí que sí, porque a un circo con animales muertos no había quien entrara por la peste y en la revista dijeron que yo era partidario del “abuso animal”… Animal el que lo entendió así, con perdón para los animales.

 

PP: En este año 2014, ¿cómo ve el estado actual del humor en el país donde vive, en televisión, radio, teatro, literatura y gráfica?

JORGE: Lo veo muy bien, porque hoy en día la gente tiene menos motivos para reírse y los medios de comunicación se regodean en publicar cosas cada vez más serias y graves, por tanto para los humoristas la parada es cada vez más alta, hay que echar mano de todo el ingenio y la audacia posibles para desolemnizar esas cosas, porque al final creo que de eso se trata el humor, de quitarle la solemnidad a las cosas que nos aterran, que nos preocupan o que simplemente nos imponen como sociedad y como ciudadanos.

 

PP: En varios países de América Latina se dice: "Mi país es un pueblo de humoristas", "en mi país, tú mueves una piedra y sale un humorista", etc. ¿En el país donde vive se dice lo mismo?

JORGE: No puedo hablar del país en general, porque vivo en la Ciudad de Miami y Miami es un mundo aparte, una subcultura formada por latinos, en su mayoría cubanos emigrados que han hecho un pequeño país, dentro del gran país que es Estados Unidos… La ciudad de por sí es un “gran chiste” y claro, está el gracioso, el chistoso y el jodedor que dan al cuello. Todo el mundo se cree gracioso y si te reconocen como actor-humorista, enseguida te paran para contarte el último chiste (que casi siempre es de hace 10 años y sacado de internet) o peor, te piden que les cuentes un chiste y ahí es donde la mula tumba a Genaro porque yo soy humorista, yo no hago chistes. También hay personajes pintorescos que son parte del folklore de la ciudad y otros que son humoristas naturales, incluso que son mejores que los que trabajan en los medios, pero en mi ciudad se cumple la misma máxima que en Cuba: Es mejor caer en gracia que ser gracioso

 

PP: ¿Es verdad la acuñada frase: "Es más fácil hacer llorar que hacer reír”?

JORGE: Eso es muy relativo. Hay humoristas que tienen toda la sana intención de hacerte reír y te producen unas ganas de llorar enormes y hay actores y actrices, sobre todo en las telenovelas que hacen escenas emotivas, con intención de hacerte llorar y son tan ridículas y mal actuadas, que lo que te provocan es risa. Siento que la risa y el llanto son reacciones humanas ante determinados estímulos, el detalle, como decía Cantinflas, está precisamente en esos estímulos, en la audacia, el ingenio y la capacidad del artista de provocar esas reacciones en el público… Hacer llorar o hacer reír puede ser fácil o difícil, dependiendo de cómo provoques que suceda. El reto está en ese proceso de provocarlo.

 

PP: ¿Cuándo decidió hacerse humorista?

JORGE: La verdad no fue una decisión consciente. Es algo que uno va descubriendo con el paso de los años al ver cómo reaccionan los demás ante determinadas cosas tuyas. Por ejemplo, cuando niño, todos se rían de mis travesuras, les parecían muy graciosas… A todos menos a mi madre, que le hacía pasar cada vergüenzas delante de los demás… Después en la escuela, siempre hallaba el modo de hacer chistes en las clases, mis compañeros se reían, pero al que botaban del aula y al que le ponía malas notas el maestro era a mí. Pero era algo disfrutable. Ya estando estudiando la carrera de Dramaturgia y Teatrología en el Instituto Superior de Arte de La Habana es que decido, junto a otros compañeros de carrera, iniciar la aventura del grupo Sala-Manca. Al principio fue jugando, hacíamos una comedia muy lúdica y muy irreverente, después descubrimos que nuestra manera de hacer el humor estaba marcando una diferencia.

 

PP: ¿El humorista nace o se hace?

JORGE: Ni nace, ni se hace, simplemente se “es” o “no se es”, parafraseando a Shakespeare, el tío de Chespirito, ahí es donde está la cuestión… Como todo en el arte, necesitas venir con ese toquecito mágico que te ponen para mandarte a este mundo que se llama talento, carisma, madera, estrella, etc con eso se nace, pero a mi criterio eso no es suficiente. Ese talento necesita formación, desarrollo, estudio, nuevos retos… Ojo, no estoy hablando de formación ni de estudios “académicos” La formación y la escuela pueden estar dadas en la práctica diaria de la comedia, del chiste, del roce con otros humoristas, con la lectura y la visualización de otros estilos de comedia. La formación de un humorista hoy por hoy, sigue siendo bastante primitiva, solitaria y empírica; pero repito, son las dos “se nace y se hace”…

 

PP: ¿Cuál ha sido el mejor y el peor momento de su carrera hasta el día de hoy?

JORGE: He tenido muy buenos momentos haciendo reír, más que como humorista, en principio de cuentas Humorista para mí es una palabra que encierra una gran integralidad en el sujeto que hace humor y es una profesión tan respetable como la del médico, la del arquitecto o la del abogado, porque en el fondo también ellos son humoristas: cuando el médico te da un diagnóstico que no esperas o para suavizar el impacto, bromea con lo que tienes, está haciendo humor… Cuando el arquitecto te da el precio de la remodelación de tu casa, te mueres de la risa, porque no sabes con qué culo la vas a pagar y cuando el abogado te dice lo que está pidiendo tu mujer en la demanda de divorcio, lo primero que te da es un ataque de risa… Un momento inolvidable fue el año 1990 en el Teatro Sauto de Matanzas, mi ciudad natal… Hubo una complicidad y una magia entre el público y yo, que pocas veces se ha vuelto a repetir con la misma intensidad y el peor momento fue presentarme a un concurso de chistes, es un programa muy malo que había en la televisión cubana, donde el que ganó, fue uno al que se le olvidó el chiste y el público pensó que ese era el chiste precisamente…

 

PP: Como profesional del humor, ¿se ríe fácil? ¿Con qué tipo de chistes?

JORGE: Me encanta reírme y a veces me río de las tonterías más grandes, pero por lo general no soy un fulano con la risa fácil, de esos que se ríen solo por vicio, como dice Joaquín Sabina… Me gusta el chiste sencillo pero ingenioso, ese que te sorprende por donde menos lo esperas, que usa la picardía, el doble sentidos y hasta lo sexual, pero sin llegar a ser soez (Valdés). No me gusta lo obvio, lo predecible, lo trillado, lo fácil… Ese tipo de humor lo aborrezco y hasta lo rechazo bastante.

 

PP: ¿Alguna anécdota relacionada con su profesión?

JORGE: Sí, tengo muchísimas anécdotas, pero ninguna es lo suficientemente graciosa como para que te la cuente en esta entrevista… Bueno, sí, tengo una que me encanta… Cuando llegué a Miami en el 2006, me invitaron al cumpleaños de la esposa de mi amigo el actor Francisco Gattorno y entre los invitados estaba Alexis Valdés y su inseparable amigo Ernesto Pino, más conocido como Mónico el Gago (tartamudo) un humorista nato en todo el sentido de la palabra… De pronto, Mónico prueba una de las croquetas del buffet y le pregunta a Alexis: Ale, ¿de qué son estas croquetas…? Y le responde Valdés: ¡Son de bacalao, Mónico…! ¿De bacalao…? ¡Co, co, co, coño, yo pensé que eran de pescado…!

 

PP: ¿Con cuáles colegas se identifica?

JORGE: Definitivamente con los que me hacen reír… Con esos me identifico sobremanera… Que se yo Woody Alen, Monthy Phyton, Chaplin, Les Luthiers, Enrique Pinti, Buenafuente, Guillermo Alvarez Guedez, Osvaldo Doimeadios, Pepe Pelayo… Tengo muchos nombres.

 

PP: ¿Qué me aconseja a mí como humorista?

JORGE: Solo dos cosas: La primera, que no lo digas… Deja que la gente se dé cuenta solita que eres humorista y no los apures, ni insistas, recuerda que a la gente le toma su tiempo reconocer lo bueno de los demás… Y lo segundo: Nunca te hagas el gracioso, no hay nada más pesado que eso.

 

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