Entrevistas a humoristas

Entrevista a Joel Sánchez

PP: ¿Le gusta que le hagan entrevistas?

JOEL: Si son escritas sí me gustan, mi amigo, porque me obligan a pensar… bueno me obligan dependiendo de de quién venga, porque la última vez que me entrevistó una cuasi revista de un país cualquiera, pero que queda como por el centro del mundo y en el centro de Latinoamérica, me dio pena ajena los nocontenidos de las preguntas. En fin, tira pa’cá que yo devuelvo porque sé que usted es como medio inteligente.

 

PP: En este año 2011, ¿cómo ve el estado actual del humor en el país donde vive, en televisión, radio, teatro, literatura y gráfica?

JOEL: Colombia es un país con buena tradición de humor político y algunas figuras interesantes en la poesía y la columna humorística. En la televisión, yo creo que no se ha descubierto más que el agua tibia y como colombiano (soy colombiano aunque nací en Cuba. Uno es del país donde nacen sus padres, en mi caso, soy del país donde nace mi hija, ¿y tú de dónde crece la palma?), y como colombiano, decía, nos hemos acostumbrado a que nos satiricen siempre con lo mismo, solo cambia el nombre del presidente de turno y su camarilla, el humor sigue siendo lo mismo con lo mismo (en televisión; humor político y algo de humor verde, pero en ningún caso algo nuevo e interesante). El humor radial colombiano es tan fatal como el fútbol colombiano de la década 2000 a 2010, digamos, hubo historia, pero pobre presente. La literatura ha tenido temas desde una óptica sarcástica muy interesante. Casos como el final de “los tiempo del cólera”, los primeros libros de Daniel Samper padre, la defensa que del Caribe hizo el recién desen-carnado Sánchez Juliao, a quien tuve la des-dicha de re-conocer. La poesía humorística colombiana ha tenido buenos exponentes entre ellos Rafael Pombo (bueno para niñas y niños) y el cartagenero Tuerto López. La cuentería humorística colombiana que se representa en escena puede ser, tal vez, la mejor del mundo y hay un maestro por estos lares que se llama Jota Villaza, cuentero costumbrista talla XL. Del humor gráfico entiendo poco, veo que siempre acostumbran a ponerle “bocadillo”, o sea texto hablado, a los personajes, y prefiero más las tendencias europeas de la gráfica cómica, donde los personajes no hablan, sino, que el lector debe descifrar la suma de imágenes, desentrañar situaciones. La complicidad es una posibilidad demasiado deleitable del humor gráfico, desde mi in-modesta opinión. No sé si comencé respondiéndote bien esta pregunta y si no, ahí la vamos componiendo en las que siguen. ¡Pitchea!

 

PP: En varios países de América Latina se dice: "Mi país es un pueblo de humoristas", "en mi país, tú mueves una piedra y sale un humorista", etc. ¿En el país donde vive se dice lo mismo?

JOEL: Se dice lo mismo, y francamente creo, que si no es muy abundante la gama y los estilos de humor, si los temas son finitos (no hay humor desde muchas temáticas y materias de la vida, si no que nos repetimos mucho por acá), sí creo que es Colombia uno de los epicentros del Humor, tal vez el cuarto o quinto país más Humorístico de Hispanoamérica. Es una buena posición.

 

PP: ¿Es verdad la acuñada frase: "Es más fácil hacer llorar que hacer reír”?

JOEL: Eso es verdad de cajón, eso parece dicho por Ricardo Arjona. Se nace y se entrena con la misma suerte lo de hacer llorar o hacer reír. Yo creo que eso es como decir que el tabaco cubano es el mejor del mundo. ¿Y es que alguien probó todas las matas de tabaco del mundo? ¿No habrá por allá por Burkina Faso un guajiro burkinfasés que siembra tronco de tabaco? Hay gente que nace buena para manejar un balón como Dieguito y gente que nace buena para conducir carros como Britney Spears. Hay gente que fácilmente hace reír como el colombianos Reynaldo Ruiz, actor colombocosteño y hay gente que fácilmente hace llorar (digamos conmover) como Tornatore en su cine.

 

PP: ¿Cuándo decidió hacerse humorista?

JOEL: Cuando tuve la necesidad de sobrevivir en La Habana. Por coincidencia conocí al Grupo Pagola la Paga. Por suerte, me hice amigo de los actores del Grupo Salamanca, del Maestro Ruiz de la Tejera y de tu Seña del Humor, por hambre hice un dúo con Iván Camejo, luego llegó un tronco de actor llamado Omar Franco y surgió Humoris Causa. Hoy soy un Humoris Causa, vivo a Causa del Humor.

De niño todos queremos ser Bombero, Médico, Profesor, Astronauta. Y se me ocurre pensar a lo “Froid”: ¿Bombero? Por un cuento pirómano que llevamos dentro. Nos encanta, inconscientemente, encender candela, para después ser los mismos héroes que la apagan. Me explico; Mira, hace seis años mi madre, “gusana” reconocida, hoy no, hoy es cristiana, estaba contenta porque Fidel había autorizado a entregar ollas arroceras y cocinas eléctricas o quéseyo, al pueblo de Cuba. O sea, “te aprieto y después me agradeces que te afloje la soga”. Entiéndase froidianajunguenamente; deseo el fuego y después soy el héroe que lo apaga. ¿Médico? Por la posibilidad de salvar o dejar morir a la gente, estás en mis manos. Eso es poder y Moliere lo supo. ¿Profesor? Porque son las figuras que más cercanamente representan el poder en la mente de un niño, él que te obliga a sentarte, él que te dice en qué momento vas al baño, el que decide qué te enseña, pero es más lo que asusta. En fin, Poder desde la visual del crío. Porque después, de grandes, descubrimos en los profesores de hoy en día, pobres ciudadanos y admirables seres, gente que insiste en oficio griego, y como dijo Liguín en mi pueblo, “lo que hicieron los griegos, todo, fue inteligente”. ¿Y Astronauta?, porque el sueño de volarse de este planeta, está allí, anotado en el inconsciente, metaconsciente, protaconsciente. En fin llegué a La Habana a estudiar Agronomía, por cosas del destino comunista cubano, me colé en clases de teatro en calidad de Mirón y terminé Humorista. Eso sí desde chiquito, nunca soñé con ser nada de lo anterior, cosmonauta un poco, pero siempre quise ser payaso de circo, eran mis ídolos los payasos, cuando llegaba el circo a Yaguajay.

 

PP: ¿El humorista nace o se hace?

JOEL: ¿Ves, Pepe? ¿Ves lo que te decía? Esta no es una pregunta inteligente. Bueno… imagino que la haces pensando en los editores que suponen que el público gusta de estas respuestas. Creo que hay humoristas que nacen con aquello que en el gremio llamamos la “vis cómica”, y para esos, la cosas se dan más fáciles. Creo que hay gente, que a fuerza de entrenar y de persistir logran que el público ría. Y terminan siendo Humoristas. Es importantísimo el entrenamiento y el trabajo organizado y persistente. Algunos nacen con el camino y talento a su favor (tú por ejemplo), a otros nos cuesta mucho llegar, pero con entrega al asunto también llegamos.

 

PP: ¿Cuál ha sido el mejor y el peor momento de su carrera hasta el día de hoy?

JOEL: El peor fue cuando en el Teatro Carlos Marx de Cuba, año 1997, con Humoris Causa, hacíamos un homenaje al Humor cubano de décadas anteriores. La parte gruesa del espectáculo la hacíamos los humoristas, los invitados eran músicos de quinteto de cuerda y de trova-jazz. El auditorio era de más de seis mil personas, el día era marzo 7. En la segunda interpretación de mis invitados músicos unos tres mil animales desde “el gallinero” comenzaron a chiflar a mis invitados. Hoy mis invitados son unos reconocidos músicos cubanos en Europa, en tanto las bestias del público venden verduras en la Habana, son estibadores en puertos de la Florida, son policías en Isla de Pinos, que se yo… Los mejores momentos de la carrera tienen que ver con los reencuentros, cada vez que vuelvo a subir al escenario con un Humoris Causa, con un Virulo, con un Doymeadios, contigo Pepón de la Seña de Matanzas (donde la Sonora Matancera), cada vez que en Colombia me reencuentro en escena con el maestro Alberto Borja, cada vez desde la platea deleito lo nuevo de mi hermano centroamericano Juan Madrigal, cuando en el barrio La Candelaria de Bogotá toma la guitarra mi hermano Julián Rodríguez para cantarnos a mí y a mi familia su última creación en calidad de premierboceto, o cuando en una ciudad del continente tomo un café de cuatro horas con el maestro Cabral… cargó mi hija a los tres meses y medio de nacida y me hizo una pregunta pequeña que suele hacer un hombre grande; me preguntó “y ella me ve?”. Yo le respondí, “Claro Maestro”, y ripostó “suerte para ella, pues yo veo una hermosa sombrita entre mis brazos”. Los reencuentro con los colegas que defienden y sueñan con esta “patriecita oculta” que es el Humor de Pensamiento, me dan un regocijo infinito. Por ello con un placer de pinga respondo hoy esta mierda de entrevista.

 

PP: Como profesional del humor, ¿se ríe fácil? ¿Con qué tipo de chistes?

JOEL: No me río para afuera, me quedo quedo y silencio en la platea, pero por dentro estoy echando carcajadas, solo exteriorizo mi sonora risa cuando me sorprenden, cuando me cogen (en cubano, no en argentino) por donde yo no pensé que venían. Los Humoristas estamos en platea siempre, develando de “para donde va el asunto”, cuando el colega que está en escena se embasa con un delicado toque de bola y nos coge movido y nosotros no la vimos por ahí, nos reímos porque nos sorprende. Eso me suele pasar con un colombiano que se llama Robinson Posada “El Parcero del Popular 8”, que coloca el balón del gags en el punto de la red que yo no esperaba como arquero, eso es un golazo.

 

PP: ¿Alguna anécdota relacionada con su profesión?

JOEL: A mi hija siempre le ha dado pena decir que soy Humorista. En el kínder o donde le preguntaban el oficio del papá decía; Director de Teatro, Actor, Agrónomo, etc. Desde que publiqué el libro El Proceso Creativo en la Comedia, resolví un problema existencial de mi nena, ahora se llena boca para decir; “Mi papá es ESCRITOR”.

 

PP: ¿Con cuáles colegas se identifica?

JOEL: Con muchos, con muchos de los menos difundidos por los medios actuales. Creo que todas las generaciones actuales vemos en Les Luthiers los iconos, los maestros de música que convirtieron el mundo de lo clásico y de lo absurdo en Humor de grandes salas de teatro. Los que pudieron demostrar que con el “Humor Inteligente” se podría sobrevivir y vivir en Latinoamérica. Me identifico con todos los mencionados anteriormente (menos el cómico Arjona), me identifico con Mark Twain y Cervantes por la posibilidad de ambos de escribir grandes temas en personajes sencillos como Sancho y Tom Sawyer, con Silvester Stalone (me río mucho con su películas). Admiro del cubano Trespatines, que sesenta años después su Humor pueda ser asimilado como de hoy en día. Leo Maslíah, me clava qué golazos. Trabajé muchos años con un tipo que pudo ser un grande, Iván Camejo de Humoris Causa, pero, por trasiego de la vida devino a funcionario y a ser sombra de cómicos coyunturales. No me identifico, por temas ontológicos con los monstruos del Humor inglés, sin embargo los disfruto profundamente, es algo así como que me gustan los Monty Phyton, pero no sabría, ni intentaría nunca hacer ese Humor por una cuestión de latitudes geográficas y antropo-lógicas. Eso sí, el grande, el más grande desde mi gusto es Macedonio Fernández, me revuelca, me cuesta entenderlo, pero deliro cada vez que lo voy desentrañando. Me gusta mucho la letra de Jardiel Poncela. Por estos días estoy bebiéndome a Jacques Tati, sabía su nombre, pero un maestro español, Jesús Jara, me lo recomendó, es delicioso descubrir que desde hace mucho se hace MUY BUENA COMEDIA.

 

PP: ¿Qué me aconseja a mí como humorista?

JOEL: Ja, ja, ¿ves? Esto sí es una pregunta buena. No me gustan los consejos, Pepe, no me gusta darlos. ¿Te acuerdas de “El Plátano”, el fotógrafo de La Habana trovadoresca? Después de una de mis primeras presentaciones en Cuba, en el jardín del Teatro Mella, le pregunté que qué le parecía mi espectáculo y se me bajó de la guagua con la pregunta “qué te parece a ti?, lo importante es lo que te parece a ti y no a mi”. Creo que fue Saramago, o qué importa quién fue, el que escribió: Unos dicen que ya soy viejo y otros que estoy en el apogeo. Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice, sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte. Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso, para hacer lo que quiero… Y tú estás muy canoso Pelayo, ¡¡¡haz lo que te salga de los berocos!!!