"Les Luthiers trabaja con la realidad no con la actualidad"
Sin dudas, Jorge Maronna es y será una de las mayores figuras del humor hispanoamericano y, claro, también a nivel mundial y de todos los tiempos. Tengo el honor y el placer de “dialocar” con él. Fundador y aún miembro del mítico grupo argentino Les Luthiers. Es compositor, instrumentista y humorista. Pero, sin dudas, lo anterior dice menos de lo que realmente es. Por ello, para comenzar nuestro “diáloco”, le pediré lo siguiente:
PP: Jorge, por favor, ¿cuéntanos quién eres profesionalmente?, suponiendo algo casi imposible: que un humornauta de nuestro sitio humorsapiens.com no te conociera.
MARONNA: Estimado humornauta que no me conoce: Pepe me pide que te cuente que soy compositor y guitarrista, de formación clásica en ambos casos; que soy uno de los fundadores de Les Luthiers; que soy compositor de músicas “serias”, y también coautor de una serie paródica para la televisión colombiana y de varios libros de humor.
PP: Jorge, voy a dividir esta conversación en tres partes. Una, para teorizar sobre el humor, porque a muchos colegas les interesará saber la opinión de uno de sus grandes ídolos. Dos, una parte muy breve dirigida a conversar sobre temas alrededor de Les Luthiers. Y una tercera dedicada a ti en el plano personal, aunque sin salirnos de lo profesional, por supuesto. Así que comienzo preguntándote, ¿qué significa el giro “humor inteligente” para ti?
MARONNA: Tal vez sea el que no cae en lo burdo, en lo obvio, en lo vulgar. Así como el entretenimiento no siempre consiste solamente en pasar el tiempo, el humor no conlleva necesariamente renunciar a la inteligencia.
En cuanto al humor de Les Luthiers, nuestro querido Marcos Mundstock opinó en una entrevista que prefería hablar de “humor ingenioso”. Pero debo aclararte que en nuestro grupo nunca fue costumbre teorizar sobre el humor; nuestro trabajo es, por lo general, más empírico que teórico.
PP: Un tema de moda: los límites del humor. Muchos sectores de la sociedad en estos tiempos tratan de censurarlo, y ya hacer el humor “políticamente correcto” se ha vuelto una gran presión para el creador. Muchos aceptan entonces que esos sectores son los que imponen los límites. Un gran número de humoristas declaran que los límites los pone el mismo creador. Y otros afirman que no puede haber límites. ¿Cuál es tu punto de vista al respecto?
MARONNA: Por elección de estilo, el campo de acción para Les Luthiers fue, desde los comienzos, el del humor blanco, familiar, que podía a veces virar un poco al gris y muy raramente al negro, como en La vida es hermosa. A fines de los años ‘90 nos llegaron mensajes de algunas personas que se quejaban de nuestras sátiras a la Iglesia, en particular por Daniel y el Señor, donde se representaba a un Jehová senil. Y más adelante vimos florecer cambios sociales por los cuales ciertas obras que antes resultaban graciosas dejaron de serlo y se convirtieron en ofensivas. Una de ellas fue la Serenata Intimidatoria, que vociferaba un pretendiente irascible al pie del balcón de su amada; se trataba de una crítica a los violentos y como tal fue recibida en Argentina, pero cuando la representamos en España descubrimos que buena parte del público no se divertía con ese personaje energúmeno y tomaba esa escena como una apología de la violencia de género. Al fin retiramos esa pieza de nuestro repertorio. Actualmente, por prudencia, quitamos de nuestros espectáculos unos pocos chistes sospechosos de misóginos u homofóbicos. Corolario: cada uno maneja sus límites, y Les Luthiers nunca disfrutó haciendo chistes irritantes.
PP: Sabemos que históricamente los humoristas han sido tratados –en general-, como artistas de segunda categoría y que la comedia (y el humor en general) es un género menor. ¿Has reflexionado sobre eso? ¿A qué se debe ese fenómeno según tu criterio?
MARONNA: No lo sé, y me pregunto si en la antigua Grecia habrá ocurrido algo similar. ¿Acaso las obras de Aristófanes y Plauto fueron consideradas inferiores a las de Esquilo, Sóflocles y Eurípides? Como ignoro la causa de esa minusvaloración consulto a Peter L. Berger, que dice que:
“Existe la idea ampliamente aceptada de que lo serio y lo cómico son mutuamente excluyentes. No es posible rezar y bromear a la vez. Sería frivolidad hacer bromas durante una ceremonia religiosa o en un funeral. Las convenciones parecen excluir a lo cómico de cualquier situación verdaderamente seria. Esto ha inducido a muchos a pensar que lo cómico es un aspecto superficial o marginal de la vida humana.”
Su comentario acerca del funeral me recordó el final de la película italiana Los nuevos monstruos, en el que se representa el entierro de un viejo actor cómico. Allí, Alberto Sordi improvisa un discurso rememorando las frases graciosas del finado, que hacen reír a carcajadas a los integrantes del cortejo mientras acompañan al ataúd.
PP: Entremos ahora a dialocar sobre Les Luthiers. Mira, he sido testigo de muchos comediantes y comentaristas en estos tiempos que afirman con demasiada seguridad que el público actual sólo se ríe con el humor ácido, “combatiente”, agresivo, etcétera. (y yo agrego que muchas veces vulgar, según lo que he visto) y añaden que el humor “blanco” ya está viejo, en desuso, demodé. Cuando he tenido que debatir el tema, siempre pongo el ejemplo de tu grupo, que hace –se supone- ese humor “blanco” y la gente sigue reventando los teatros y llorando de risa con ustedes, lo que evidentemente demuestra que están equivocados. Digo “se supone”, porque depende del concepto de humor blanco que se maneje, ya que ustedes hacen sátira también y critican a los malos políticos, a la iglesia, etcétera, pero de una forma general, universal, no a nadie en específico como acostumbran ellos y además, lo hacen de forma elegante, ingeniosa y con gran elaboración artística, sin dejar de ser profundos. En fin, es un hecho que existe todo tipo de humor y ninguno debe ser discriminado. ¿Puedes teorizar un poco sobre este tema?
MARONNA: En cuanto al tipo de humor que uno elige, es inútil pelearse por decidir cuál es mejor. Nuestro público disfruta con nuestro humor blanco aunque por lo general crítico. Por otra parte, Les Luthiers trabaja con la realidad, no con la actualidad. Ésta es una fuente pródiga en temas para el humorista, pero nosotros la evitamos desde nuestros comienzos en pro de un humor más universal y atemporal.
La otra condición de la que hablás es la calidad de elaboración, obviamente muy importante. Tratamos de vigilarla permanentemente, en el momento de la escritura, en los ensayos y en todas las funciones. Nuestros espectáculos van siendo pulidos en cada representación: el día posterior al estreno, se corta lo que sobra a los hachazos, y más adelante se pule con una lima y a lo largo de varios años.
PP: Esto es para complacer a los más fanáticos de Les Luthiers. Me imagino que no es fácil escoger entre las obras de uno mismo cuál es la mejor, o la favorita. Sin embargo, es un tema que le interesa mucho a los seguidores, sin duda. Por tal motivo no te pongo en la obligación de que me digas cuál espectáculo de Les Luthiers es tu preferido. Pero, ¿puedes seleccionar alrededor de ocho números de todos los espectáculos, que sean los que más te han hecho sentir orgulloso y satisfecho, como para formar tu espectáculo ideal?
MARONNA: Cada uno de nosotros tiene diferentes tipos de orgullos y satisfacciones:
1- El orgullo por la obra que uno mismo escribió.
2- La satisfacción que da representar un pieza, sea o no uno el autor.
3- El orgullo por la obra que uno no escribió pero que es magnífica, aunque uno no actúe en ella.
Esta es mi lista, basada en la satisfacción egoísta que me provoca ejecutarlas. No creo que juntas puedan hacer un espectáculo ideal, porque para ello harían falta otros ingredientes.
Pepper Clemens.
Rhapsody in balls.
Los jóvenes de hoy en día.
Perdónala.
Quién mató a Tom McCoffee.
Quien conociera a María amaría a María.
Pasión bucólica.
Bolero de los celos.
El rey enamorado.
PELAYO: Se supone que para un artista siempre es difícil realizar una actividad burocrática y/o directiva. En tu caso, ¿cómo ha sido para ti estar a cargo de la organización y dirección de los ensayos de Les Luthiers? ¿Recuerdas alguna anécdota que valga la pena contar (simpática o no) que hayas protagonizado o hayas sido testigo relacionada a esa función?
MARONNA: En cierto momento fui elegido para encargarme de la comunicación entre los Luthiers y los técnicos de sonido, tarea que en ese momento no era sencilla. Más adelante pasé a organizar también los ensayos y los estrenos. Suelo hacer un cronograma que termina en el lejano día del estreno, y desde ese día hacia atrás determino lo que se hará cada semana. Es bastante fácil ordenar el trabajo de un equipo de artistas profesionales y de técnicos avezados: todo funciona aceitadamente. Ordenarles las tareas a mis compañeros es un lujo, aunque también pesa la responsabilidad de llegar al estreno en la fecha prevista y en buenas condiciones.
La preparación de cada pieza nueva nos lleva muchos meses. Los ensayos suelen comenzar por una lectura de los diálogos, luego de la música, y más tarde se decide cómo ponerla en escena. Después se unirán todas las obras del show.
Acostumbramos estrenar en la ciudad de Rosario, bastante lejos de los críticos de Buenos Aires, y lo hacemos con un espectáculo excedido en tiempo, una media hora más largo de lo normal. A la mañana siguiente nos reunimos para ver la filmación del estreno y decidir cuáles son las piezas que descartaremos. Esa es la parte de los hachazos: allí desaparece media hora de show.
Las anécdota: en 2014, Daniel Barenboim nos invitó a participar en un concierto que daría en Buenos Aires. Una de las obras que debíamos ejecutar era El Carnaval de los Animales, de Camille Saint-Saëns. Para prepararla ensayamos varios meses, sin contacto posible con el muy atareado Maestro. El día anterior al concierto ensayábamos en el Teatro Colón, tremendamente nerviosos, porque hasta ese momento nunca habíamos podido conocer su opinión sobre nuestra versión de Saint-Saëns con instrumentos informales, que habíamos preparado meticulosamente durante meses sin saber si le gustaría o le parecería demasiado impertinente. De pronto se abrió ruidosamente la puerta de la sala y apareció el Maestro gritando “¡No, no! ¡Eso está mal, muy mal! ¡Está todo mal! ¡Es horrible!”. Nos quedamos paralizados por el terror. Hasta que Barenboim agregó, riendo como un chico, “¡Era una broma!”. Casi logra infartar a cinco Luthiers.
PELAYO: Y ahora quisiera abordar la arista más personal que mencioné al inicio. Jorge, sé que muchos dicen que eres el tímido de Les Luthiers. Puede ser. Sin embargo, creo que también eres el más completo humorista de todos: escribes libros de humor, haces guiones humorísticos (has hecho hasta guiones de teleseries humorísticas), compones temas cómicos (cantados e instrumentales), cantas con intenciones graciosas y hasta bailas muy chistosamente (recuerdo “Los jóvenes de hoy en día”). Y todo lo haces con un nivel altísimo de calidad humorística. Pero además, tocas toda la gama de instrumentos de cuerdas, más otros instrumentos aerófonos y de percusión, y compones temas “serios”, también de excelencia. Eres un “todoterreno” en el humor, pero de los grandes. Y por si fuera poco, has obtenido Premios y Distinciones tan importantes por tu obra que impresionan. ¿Cómo controlas el ego? Ya sé que alguien con sentido común no va a demostrar lo que se siente al darse cuenta de sus triunfos. Digo esto, porque puede ir más allá de la timidez y como seguidor tuyo he visto que siempre eres muy medido y controlado. Pero en la intimidad de tu casa, o con tus mejores amigos, o contigo mismo, ¿te sueltas a disfrutar lo conseguido en esa extraordinaria carrera? ¿Qué dices, qué piensas, qué sientes sobre eso?
MARONNA: Pepe, gracias por los elogios, pero te aseguro que estás exagerando. Siempre tuve compañeros talentosos, de los que aprendí y sigo aprendiendo. Creo que soy medido y que tomo nuestra carrera con naturalidad. Tengo más vocación de espectador que de actor, y más aptitudes de oyente que de comunicador, pero tuve la suerte de integrar un grupo que necesita que cada integrante desarrolle todas sus potencialidades, lo que me llevó a aprender a actuar, a escribir letras de canciones, a tocar una gran variedad de instrumentos, a coordinar los estenos y hasta bailar un rap. Como dijo Blades, “la vida te da sorpresas”. En mi caso fueron sorpresas hermosas.
PELAYO: He leído varios libros tuyos. Te considero una máquina de hacer chistes, de hacer juegos de palabras, asociaciones de ideas, situaciones absurdas, etcétera. Es increíble. Me encanta leerte, me río mucho y te felicito. Por eso me interesa que dialoquemos sobre cómo llegaste a la literatura. ¿El mecanismo en ti para crear humor literario es el mismo que para el teatro o la música?
MARONNA: Los libros que escribí con Daniel Samper Pizano fueron ocasiones para divertirnos entre amigos, igual que la novela Copyright, que nació a partir de mi amistad con Luis Pescetti. Aprendí mucho de estos amigos generosos. Todos esos libros fueron escritos a distancia, después de algunas reuniones preliminares destinadas a definir cómo serían, ya que Samper vive entre España y Colombia, y Luis vivía en ese momento en México.
El trabajo en Les Luthiers es diferente al de escribir un libro porque se trata de buscar algo íntimamente relacionado con la música: la parodia de un género, una escena que justifique un fondo musical, una situación teatral que dé paso a una canción, cómo aprovechar un nuevo instrumento, etc.
PP: ¿Qué te gustaría hacer dentro del humor que no hayas hecho ya? Me refiero a crear en una modalidad artística que aún no hayas incursionado, como otro género literario, humor gráfico, protagonizar una película o concebirla toda, o crear humor infantil, etcétera.
MARONNA: Como fotógrafo aficionado, alguna vez me gustaría hacer una muestra de mis fotos humorísticas, diferentes de las que saqué a mis compañeros de Les Luthiers y que ya fueron publicadas.
Mencionás el cine y me recordás que Les Luthiers estuvo a punto de hacer una película para la que, con la colaboración de Fontanarrosa, trabajamos muchas semanas inventando escenas. Al fin renunciamos al proyecto, en parte porque no estábamos seguros de que el grupo pudiera ser tan eficaz en pantalla como en escena. Y porque algunas escenas eran tan ambiciosas que habrían requerido miles de extras e innumerables cambios de decorados. Éramos jóvenes…
PP: Además de continuar con Les Luthiers, ¿tienes algún otro plan para el próximo año o los siguientes?
MARONNA: Para continuar con Les Luthiers necesitamos que la pandemia haya sido controlada y que el público pueda volver a los teatros. Ojalá que sea pronto. Mientras tanto, disfruto de la rara oportunidad de poder estar en casa con mi familia.
PP: Siempre termino estos diálocos de la siguiente manera: ¿hay alguna pregunta que te hubiera gustado que te hiciera y no te hice? Si es así, ¿cuál? ¿Puedes responderla ahora?
MARONNA: Mejor dejémosla para la próxima entrevista, así no aburrimos a los lectores.
PP: Bueno, Jorge, demás está decir que estoy muy agradecido por tu tiempo y dedicación. Es un honor, repito, compartir contigo. Te deseo lo mejor del mundo, que sigas cosechando éxitos y con salud, así que cuídate, por favor, sobre todo en estos días tan feos. ¡Saludos!
MARONNA: Igualmente, Pepe. ¡Un abrazo!