El mexicano Münchhausen | "Gilbert, Sullivan y Grossmith, el humor victoriano"

Ricardo Guzmán Wolffer
Abogado, narrador, poeta, dramaturgo y humorista literario.
EL MEXICANO  MÜNCHHAUSEN | "Gilbert, Sullivan y Grossmith, el humor victoriano"

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A finales del siglo XIX se vivía la época victoriana en Inglaterra y aunque para unos es sinónimo de solemnidad con doble moral, también hubo humoristas notables. Para muestra están las óperas de Gilbert y Sullivan, o los textos de George Grossmith.

Las óperas escritas por William S. Gilbert (1836 -1911) y musicalizadas por Arthur Sullivan (1842-1900) han sobrevivido por hablar con humor de personajes comunes, con problemáticas comunes (aún con escenarios “exóticos”). La digerible música con letras ocurrentes, bien concordadas y, en muchas ocasiones, con un ritmo de velocidad ascendente, necesitada de un intérprete con una dicción que haga entendible la letra. Su “ópera cómica”, u opereta, se contrapone al formato de las “óperas mayores”. Pero en la época actual, donde la música popular presenta exponentes que con dos frases son escuchados en todo el mundo con ingresos millonarios, clasificar la ópera resulta un ejercicio de archivo.

            Un ejemplo de aria veloz es la famosa canción del Mayor General, parte de “Los piratas de Penzance” (1879). Gilbert se divierte a costa de esos Generales británicos que presumían de sabios en todas las áreas posibles, mientras pone a prueba la vocalización del intérprete. En la adaptación mexicana se incluyeron algunos albures aprovechando el ritmo y las rimas originales. “El Mikado”, la más famosa obra de ellos, se adaptó a una guerra de pachucos a pesar de que en la versión original se incluyeron vestuarios copiados de la época feudal japonesa. En “Trial by jury” se pitorrean de abogados y jueces, restándoles solemnidad y evidenciando su codicia. Formatos que después serían referente de Groucho Marx en varios filmes.

El humor de Gilbert va desde los nombres (Yum-Yum se llama el personaje central de “El Mikado”) hasta las situaciones. En su momento se le conocía como el rey del mundo al revés (“Topsy-turvydom”) porque en sus creaciones lo malo es bueno y al revés, las virtudes se critican y los vicios se alaban, etc. De ahí, diría Bergson, la risa es ineludible, al cambiar los referentes morales y sociales del espectador. Además, las composiciones de Sullivan eran sencillas y pegajosas: el público las tarareaba durante y después de la función. 16 obras escritas en conjunto son las que dan fama universal a estos creadores sin par.

Entre los muchos actores que representaron las obras en cita, resalta el inglés George Grossmith (1847-1912) no sólo por sus interpretaciones si no por ser un escritor hasta la fecha publicado con su divertida y aparentemente inofensiva novela “Diario de un don nadie” (1892). Con el formato de las memorias que casi cada día escribe el personaje central, con una sonrisa continua conocemos las peripecias de Charles Pooter, quien nos resulta conocido en la figura del casado que a veces tolera genuinamente los desplantes de su esposa, su hijo y sus amigos, pero que a veces se queda a un instante de la confrontación violenta. Lo mismo le pasa con los pesados compañeros del trabajo. De una forma u otra, todos abusan de él, muchos con franco descaro.

Con el antecedente de haber trabajado con Gilbert y Sullivan y tener toda una personal trayectoria como comediante, cabría esperar un humor más abierto, pero el tino de Grossmith es precisamente lograr la sonrisa y no la carcajada.

Las peripecias cotidianas dejan entrever la sensación de que Pooter sufre porque quiere y entre que es hombre de pocas luces y que busca mantener las apariencias de una sociedad donde las formas son justificación para poner distancia con los demás, normalmente sale mal librado. Con este peculiar “diario” se advierten algunos rasgos de la sociedad victoriana: las clases están más que establecidas y es una dificultad relacionarse con personas más ricas o con ocupaciones “dudosas” como los actores, cantantes, etc.; no obstante, el plomero resulta tener más relaciones con la alta burocracia local, que el despistado Pooter. También se da nota de los formalismos en el vestir con extremos insospechados: qué bastón usar, cuál sombrero combinar, qué color en la ropa es adecuado, etc. Se establecen aspectos laborales como la relación entre empleados y empleadores (una de las trabajadoras domesticas de Pooter se queja porque nunca hay sobras de comida que pueda llevarse a su casa). Se muestra la correspondencia como forma de relacionarse (se avisa cualquier visita o invitación; en contraste, las cartas deben ser bien escritas y “educadas”). Se da nota de las diversiones caseras como cantar en conjunto, representar algunas obras y muchos juegos de mesa, más la facilidad en compartir uno que otro wiskhy o bebidas similares.

Una broma del personaje es usar palabras que tienen un similar fonético para hacer oraciones. Sin ningún asomo de contenido erótico o burlesco, como muchos albures mexicanos, Pooter hace bromas ante su esposa, quien parece ser la única en festejárselas. Juntos buscan aparentar prosperidad, pero con el menor gasto y bajo el pretexto de no gustar de ciertos espectáculos nocturnos, como el hijo, apenas salen de noche. Pero los infortunios menores de Pooter son tan sencillos como simpáticos: se despinta de rojo la bañera que él mismo pintó y al verse entintado piensa que se está desangrando; cuando sale elegante, el recadero lo ensucia y le rasga el frac nuevo; en las tertulias nocturnas, lo golpean al apagar la luz; su hijo se niega a ser visto a su lado, por el sombrero que Pooter ha comprado para la playa, etc.

El humor victoriano sigue funcionando por ser una crónica donde la exposición del funcionamiento social refleja las precarias condiciones laborales, el hoy llamado bullying y la estratificación de clases que apunta a limitar el libre desarrollo de la personalidad. Entre canciones inolvidables, estos creadores nos recuerdan la importancia de la conquista de plasmar en la ley los derechos humanos que no pueden ser limitados, menos ante la burla soterrada del tirano que lo intenta.

 

 

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THE MEXICAN MÜNCHAUSEN | "Gilbert, Sullivan and Grossmith, Victorian humor"

By Ricardo Guzmán Wolffer

 

At the end of the 19th century, the Victorian era was lived in England and although for some it is synonymous with solemnity with double standards, there were also notable comedians. For example, there are the operas of Gilbert and Sullivan, or the texts of George Grossmith.

The operas written by William S. Gilbert (1836 -1911) and set to music by Arthur Sullivan (1842-1900) have survived because they speak with humor of common characters, with common problems (even with “exotic” settings). The digestible music with witty, well-concordant lyrics and, on many occasions, with an ascending speed rhythm, in need of an interpreter with a diction that makes the lyrics understandable. His “comic opera”, or operetta, contrasts with the format of the “major operas”. But in the current era, where popular music presents exponents who with two phrases are heard all over the world with million-dollar incomes, classifying opera is an archival exercise.

An example of a fast aria is the famous Major General's song, part of “The Pirates of Penzance” (1879). Gilbert has fun at the expense of those British Generals who boasted of being wise in all possible areas, while he tests the performer's vocalization. In the Mexican adaptation, some jokes were included, taking advantage of the original rhythm and rhymes. “The Mikado”, their most famous work, was adapted to a pachuco war despite the fact that the original version included costumes copied from the Japanese feudal era. In “Trial by jury” they gossip about lawyers and judges, diminishing their solemnity and evidencing their greed. Formats that would later be a reference for Groucho Marx in several films.

Gilbert's humor ranges from names (Yum-Yum is the name of the central character in “The Mikado”) to situations. At the time he was known as the king of the upside-down world (“Topsy-turvydom”) because in his creations what is bad is good and vice versa, virtues are criticized and vices are praised, etc. From there, Bergson would say, laughter is unavoidable, changing the moral and social references of the viewer. Furthermore, Sullivan's compositions were simple and catchy: the audience hummed them during and after the performance. 16 works written together are what give universal fame to these peerless creators.

Among the many actors who performed the works in question, the Englishman George Grossmith (1847-1912) stands out not only for his performances but also for being a writer to date published with his funny and apparently harmless novel “Diary of a Nobody.” (1892). With the format of the memoirs that the central character writes almost every day, with a continuous smile we learn about the adventures of Charles Pooter, who is familiar to us in the figure of the married man who sometimes genuinely tolerates the rudeness of his wife, his son and his friends. friends, but that sometimes remains an instant away from violent confrontation. The same thing happens with annoying co-workers. In one way or another, everyone abuses it, many with frank impudence.

With the background of having worked with Gilbert and Sullivan and having a personal career as a comedian, one would expect a more open humor, but Grossmith's skill is precisely to achieve a smile and not a laugh.

The daily adventures reveal the feeling that Pooter suffers because he wants to and given that he is a man of little enlightenment and that he seeks to maintain the appearances of a society where forms are a justification for distancing himself from others, he usually comes out badly. With this peculiar “diary” some features of Victorian society can be seen: classes are more than established and it is difficult to relate to richer people or with “dubious” occupations such as actors, singers, etc.; However, the plumber turns out to have more relationships with the local high bureaucracy than the clueless Pooter. There is also a note of the formalisms in dressing with unexpected extremes: what cane to use, what hat to combine, what color clothing is appropriate, etc. Labor aspects such as the relationship between employees and employers are established (one of Pooter's domestic workers complains because there is never any leftover food that she can take home). Correspondence is shown as a way of relating (notify of any visit or invitation; in contrast, letters must be well written and “polite”). Note is taken of the homemade entertainment such as singing together, performing some plays and many board games, plus the ease of sharing one or another wiskhy or similar drinks.

A joke of the character is to use words that have a phonetic similarity to make sentences. Without any hint of erotic or burlesque content, like many Mexican jokes, Pooter makes jokes in front of his wife, who seems to be the only one to enjoy them. Together they try to appear prosperous, but with the least expense and under the pretext of not liking certain nighttime shows, like their son, they barely go out at night. But Pooter's minor misfortunes are as simple as they are cute: the bathtub that he himself painted is stained red and when he sees himself painted, he thinks he is bleeding to death; When he goes out elegantly, the messenger dirtyes him and tears his new tailcoat; At nighttime gatherings, they hit him when he turned off the light; his son refuses to be seen at his side, because of the hat Pooter has bought for the beach, etc.

Victorian humor continues to work because it is a chronicle where the exposure of social functioning reflects the precarious working conditions, what is now called bullying, and the class stratification that aims to limit the free development of personality. Among unforgettable songs, these creators remind us of the importance of the achievement of enshrining in law human rights that cannot be limited, especially in the face of the hidden mockery of the tyrant who tries to do so.

 

 

Copyright © Ricardo Guzmán Wolffer. Publicado en Humor Sapiens con el permiso de su autor. Reservados todos los derechos.