Entrevistas a humoristas

Entrevista a Fernando Saldaña

PP: ¿Le gusta que le hagan entrevistas?

SALDAÑA: Digamos que no me importa… Bueno, sí me gusta, satisfacen mi ego y me hacen engordar de orgullo… Claro que a mi médico no le gustan tanto, por eso me ha puesto a dieta y me ha indicado que debo bajar de 110 kg. que he llegado a pesar a unos 75.

 

PP: En este año 2016 ¿cómo ve el estado del humor en el país donde vive, en televisión, radio, teatro, literatura y gráfica?

SALDAÑA: Vivo en España, un país donde, dicen, la censura no existe, pero la autocensura es más fuerte que la mayor de las censuras. Un país donde la legislación es cada vez menos permisiva con el humor. Y es que los bufones siempre se rieron de los señores, y ahora a los señores no nos permiten reírnos de los bufones. (A los señores humoristas, quiero decir; y de los bufones gobernantes, aclaro).

 

PP: En todos los países de América Latina se dice: "Mi país es un pueblo de humoristas", "en mi país, tú mueves una piedra y sale un humorista", etc. ¿En el país donde vive se dice lo mismo?

SALDAÑA: No, afortunadamente, que la tarta del humor es pequeña y los comensales muchos. Claro que, bien mirado, debería haber más. Un pueblo que es capaz de reírse de lo serio y de lo trivial, es un pueblo sano

 

PP: ¿Es verdad la acuñada frase: "Es más fácil hacer llorar que hacer reír?

SALDAÑA: En absoluto. Igual que no son más ricas las manzanas que las peras, ni las peras están mejor que las manzanas. Cada quien con su cada cual: el que este dotado para hacer reír, que haga reír. Quien prefiera el drama, que nos haga disfrutar el llanto.

 

PP: ¿Cuándo decidió hacerse humorista?

SALDAÑA: En 1989 empecé a publicar humor gráfico en diarios locales españoles. Viví de ese oficio unos cuantos años y hoy lo mantengo más como afición y desahogo que como medio de vida. En 1993 me profesionalicé como humorista (aunque también disfruto el drama) sobre el escenario. A día de hoy, este oficio sigue dándome de comer

 

PP: ¿El humorista nace o se hace?

SALDAÑA: Se hace, claro. Como se hacen las croquetas, los coches, los cohetes que nos llevan al espacio y los buenos chistes. Los chistes no nacen, se hacen. Como los humoristas.

 

PP: ¿Cuál ha sido el mejor y el peor momento de su carrera hasta el día de hoy?

SALDAÑA: Días buenos, muy buenos, cuando rompí con el primer diario en el que publiqué, después de que su director dijese de uno de mis chistes que era una mierda. Me enseñó, entonces, un chiste de Antonio Mingote (genio y maestro) publicado en el ABC. Tras ello, rompió mi viñeta mientras decía “esto es un chiste”. Recuerdo que yo agarré un ejemplar de su diario y lo rompí mientras el mostraba el ABC y comentaba. Éste periódico es una mierda, por eso hago mierdas. Si trabajase en un diario como este, haría chistes como el de Mingote. Y me marché con orgullo y remordimientos (orgullo por lo que acababa de hacer, remordimientos pro la mentira: nunca podré hacer chistes tan geniales como los de don Antonio Mingote).

El peor es recurrente: esos 30 minutos antes de que se cierre la edición, y tú sin una idea buena que plasmar en el papel. Entonces sabes lo que es la presión, el agobio, la desesperación. Menos mal que cinco minutos antes del cierre siempre se te ocurre una idea (normalmente mala, pero una idea a fin de cuentas).

 

PP: Como profesional del humor, ¿se ríe fácil? ¿Con qué tipo de chistes?

SALDAÑA: Me río mucho del hoy, de los políticos, de la política, de mí y de los que están cerca de mí. Soy de risa fácil, pero es una risa interior.

 

PP: ¿Alguna anécdota relacionada con su profesión?

SALDAÑA: Me han denunciado tres veces por chistes publicados (ninguna de ellas fue admitida a trámite) y me han nombrado persona non grata en un pueblo muy pequeño (por acuerdo de pleno) por una viñeta que publiqué una vez. ¡Ah, y el presidente de la diputación de una de las provincias donde publicaba a diario, tenía en su despacho una viñeta mía enmarcada. El problema es que era un chiste en el que salía muy mal parado. Un día que vi el cuadro, le pregunté por qué lo tenía ahí. Su respuesta me dejó pasmado: es el primer chiste que me dedicaron en mi vida. Moraleja, a algunos el ego se les sube a la cabeza con la misma facilidad con la que el pueblo consume mierda, a condición de que esa mierda sea gratis.

 

PP: ¿Con cuáles colegas se identifica?

SALDAÑA: Con cualquiera que sea crítico. Muy crítico. Y valiente.

 

PP: ¿Qué me aconsejaría a mí como humorista?

SALDAÑA: Que uses mucho el sacapuntas. Para afilar los lapiceros y las ideas. Más lo último que lo primero.

Fernando Saldaña · Humor gráfico
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