PP: ¿Le gusta que le hagan entrevistas?
SAMPER: En general, sí. Me temo que tengo vocación de reina de belleza.
PP: En este año 2011, ¿cómo ve el estado del humor en el país donde vive, en televisión, radio, teatro, literatura y gráfica?
SAMPER: Me parece que Colombia ha desarrollado un irónico y extendido sentido del humor (el denominado “mamagallismo”) como reacción frente a la cantidad de problemas que aquejan al país. El humor en las telenovelas, por ejemplo, es una marca colombiana, y tanto en radio como en cine el humor es un recurso frecuente. Donde menos humor se encuentra es en la prensa.
PP: En todos los países de América Latina se dice: "Mi país es un pueblo de humoristas", "en mi país, tú mueves una piedra y sale un humorista", etc. ¿En el país donde vive se dice lo mismo?
SAMPER: En Colombia hay algunos humoristas voluntarios, pero, sobre todo, hay abundancia de personajes que, sin saberlo, son verdaderos niágaras del humor. Por ejemplo: tuvimos un Presidente que se ufanaba de tomar café a caballo sin que se le derramara la taza, mientras se le derramaba el país.
PP: ¿Es verdad la acuñada frase: "Es más fácil hacer llorar que hacer reír”?
SAMPER: Por supuesto. Pero goza de menos prestigio. Parece increíble, pero la seriedad postiza y solemne sigue suscitando más admiración que el apunte oportuno.
PP: ¿Cuándo decidió hacerse humorista?
SAMPER: Creo que desde la escuela se predetermina el porvenir de cada alumno desde el deportista bobo hasta el empresario mezquino; yo fui siempre el payaso de la clase.
PP: ¿El humorista nace o se hace?
SAMPER: El sentido del humor se tiene, pero, además, se cultiva y se estudia, en particular si se trata de humoristas profesionales.
PP: ¿Cuál ha sido el mejor y el peor momento de su carrera hasta el día de hoy?
SAMPER: Realmente no tengo una carrera de humorista como tal que me permita hablar de días buenos y malos. Hago diversas cosas en periodismo (investigo, analizo, entrevisto, comento) y una de ellas es una columna de humor. Pero no es mi única actividad. Ni siquiera es a la que más tiempo le dedico.
PP: Como profesional del humor, ¿se ríe fácil? ¿Con qué tipo de chistes?
SAMPER: Son muchas las cosas que me hacen reír, pero principalmente me hace reír la realidad, con sus incongruencias y absurdos cotidianos. En cine, Woody Allen y los Monty Python; en teatro musical, Les Luthiers; en cuentos, el Negro Fontanarrosa; en comedias de Tv, “Frasier” y Larry David; en poemas, Francisco de Quevedo; en novelas, Jorge Ibargüengoitia.
PP: ¿Alguna anécdota relacionada con su profesión?
SAMPER: Alguna vez hice un típico comentario mamagallista, y un mexicano que se hallaba en la reunión y que no estaba dotado para captar la ironía se marchó indignado dando un portazo. Entendí entonces que el mamagallismo plantea una capacidad de captar situaciones y papeles que no todo el mundo posee. En España, donde vivo, el humor es mucho más directo que en Colombia y no existe la cultura de la ironía, que si florece en América Latina.
PP: ¿Con cuáles colegas se identifica?
SAMPER: Menciono algunos en una respuesta anterior. Pero son ejemplos. Faltan muchos más.
PP: ¿Qué me aconseja a mí como humorista?
SAMPER: Que me leas a mí, pero que imites a otros que son realmente buenos.